viernes, 25 de noviembre de 2011

Peritos peinan el polígono industrial donde se incendiaron varios pabellones.

Una decena de expertos dedicaron la mañana a preparar el terreno para poner en marcha la investigación que esclarecerá cuándo, cómo y por qué se desató el incendio que redujo a cenizas dos pabellones del complejo industrial la tarde del pasado domingo.
Cámara en mano, peritos y forenses se paseaban por las inmediaciones del lugar en el que se produjo el siniestro para dirigir un proceso de análisis que se prevé «largo y complejo». «Nos va a llevar muchos días porque hablamos de 5.000 metros cuadrados de naves», aseguró un ingeniero contratado por la compañía de seguros de Zunibal, una de las empresas arrasadas por el fuego. «Empezamos a estudiar el interior del pabellón de esta compañía, porque todos los testigos vieron las llamas aquí», aclaró el experto, que hizó hincapié en la necesidad de «no dar por válida ni descartar ninguna hipótesis hasta que las pruebas arrojen luz sobre la investigación».
Una captura de imágenes de las naves destrozadas dio paso a las labores de coordinación para avanzar con el examen de los hechos. «El primer paso es solicitar información acerca de la actividad de la empresa y de los productos con los que trabaja habitualmente», explicó Joaquín Díaz, que presta sus servicios a la aseguradora de otra de las compañías damnificadas por el incendio. Poco más pudieron hacer en la primera jornada de búsqueda de pruebas. «Las máquinas de desescombro tienen que limpiar los solares para que podamos entrar», dijo Díez, que aventuró «que el estado de los edificios dificultará el acceso a algunas de las zonas que necesitamos estudiar».
Mientras los técnicos orquestaban la investigación, los trabajadores de las empresas afectadas por el incendio intentaban reanudar su actividad laboral. Eneko y Miren, propietarios de la empresa de construcciones metálicas Beaeskoetxea, gestionaban las tareas de limpieza y los arreglos de electricidad necesarios para poder seguir en su nave. «Nuestra intención es quedarnos aquí, aunque el constructor ya nos ha advertido de que puede ser peligroso», confesaron. Todavía consternados por las «irreversibles consecuencias de este desastre», los afectados recriminaron su actitud a los responsables de Zunibal, empresa en la que, al parecer, se desataron las llamas. «Llevamos 14 años trabajando puerta con puerta, incluso les hemos hecho obras dentro de su pabellón, y aquí nadie ha venido a decirnos nada», se quejaron.(FUENTE: ELCORREO.com).

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