Una decena de expertos dedicaron
la mañana a preparar el terreno para poner en marcha la investigación
que esclarecerá cuándo, cómo y por qué se desató el incendio que redujo a
cenizas dos pabellones del complejo industrial la tarde del pasado
domingo.
Cámara en mano, peritos y forenses se paseaban por las
inmediaciones del lugar en el que se produjo el siniestro para dirigir
un proceso de análisis que se prevé «largo y complejo». «Nos va a llevar
muchos días porque hablamos de 5.000 metros cuadrados de naves»,
aseguró un ingeniero contratado por la compañía de seguros de Zunibal,
una de las empresas arrasadas por el fuego. «Empezamos a estudiar el
interior del pabellón de esta compañía, porque todos los testigos vieron
las llamas aquí», aclaró el experto, que hizó hincapié en la necesidad
de «no dar por válida ni descartar ninguna hipótesis hasta que las
pruebas arrojen luz sobre la investigación».
Una captura de imágenes de las naves destrozadas dio paso
a las labores de coordinación para avanzar con el examen de los hechos.
«El primer paso es solicitar información acerca de la actividad de la
empresa y de los productos con los que trabaja habitualmente», explicó
Joaquín Díaz, que presta sus servicios a la aseguradora de otra de las
compañías damnificadas por el incendio. Poco más pudieron hacer en la
primera jornada de búsqueda de pruebas. «Las máquinas de desescombro
tienen que limpiar los solares para que podamos entrar», dijo Díez, que
aventuró «que el estado de los edificios dificultará el acceso a algunas
de las zonas que necesitamos estudiar».
Mientras los técnicos orquestaban la investigación, los
trabajadores de las empresas afectadas por el incendio intentaban
reanudar su actividad laboral. Eneko y Miren, propietarios de la empresa
de construcciones metálicas Beaeskoetxea, gestionaban
las tareas de limpieza y los arreglos de electricidad necesarios para
poder seguir en su nave. «Nuestra intención es quedarnos aquí, aunque el
constructor ya nos ha advertido de que puede ser peligroso»,
confesaron. Todavía consternados por las «irreversibles consecuencias de
este desastre», los afectados recriminaron su actitud a los
responsables de Zunibal, empresa en la que, al parecer, se desataron las
llamas. «Llevamos 14 años trabajando puerta con puerta, incluso les
hemos hecho obras dentro de su pabellón, y aquí nadie ha venido a
decirnos nada», se quejaron.(FUENTE: ELCORREO.com).
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