miércoles, 26 de marzo de 2014

La juez archiva la causa contra la capitán que denunció acoso sexual.

La Guardia Civil revela que era falsa la firma de un mando en el documento que la incriminaba.



La capitán Zaida Cantera, quien consiguió llevar a la cárcel a un coronel al que denunció por acoso sexual, puede respirar tranquila. La titular del juzgado militar territorial número 11, con sede en Madrid, ha archivado las diligencias que le abrió en abril del año pasado por un supuesto delito de deslealtad, castigado con una pena de entre uno y seis años de prisión por el Código Penal Militar.

La capitán estaba acusada de haber alterado la fecha de un parte de petición de permiso que presentó cuando se encontraba en la Escuela de Guerra del Ejército de Tierra en Zaragoza para realizar un curso. La alteración de la fecha carecía de consecuencias para el servicio, pues la capitán estaba de baja psicológica a raíz de la tensión que rodeó el juicio por el acoso sexual del que fue víctima.

Tampoco es la primera vez que la juez archiva el procedimiento contra la capitán. Ya lo hizo el pasado 26 de julio, por considerar que no existían indicios de delito. En aquel auto, sin embargo, dio por sentado que fue la capitán quien alteró la fecha en la petición de permiso, lo que motivó que inmediatamente se le abriera un expediente disciplinario por falta grave, castigada con dos meses de arresto.

Cantera se vio en la tesitura de recurrir el auto que archivaba el procedimiento contra ella para que se suprimiera del mismo el párrafo que le atribuía la autoría de la alteración de la fecha, un hecho que ella negó y que no había sido probado.

Finalmente, logró que el tribunal aceptara la reapertura del caso, pero solo después de presentar un estudio de un perito calígrafo que pagó de su bolsillo y que descartaba su autoría.
La juez no se dio por satisfecha con este peritaje y pidió un informe caligráfico del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil. En sus conclusiones, los expertos del instituto armado aseguran que, si bien hubo alteraciones en la fecha, “no es técnicamente posible establecer la participación o no de la citada oficial”[Cantera], ya que podrían ser obra de otra persona “con parecidas o superiores habilidades escriturales”.

Pero el informe pericial aporta una sorpresa espectacular. “Antes de dar concluido este trabajo y aunque no se nos ha solicitado de manera específica, sí debemos señalar otros aspectos que podrían [...] aclarar los hechos”, añaden los expertos. A saber, que las dos firmas que figuran al pie del documento fueron hechas por la misma mano. “Consideramos procedente atribuir a una misma persona la autoría de la firma del teniente coronel de la sección como de la obrante en el espacio reservado para el coronel jefe”, concluyen.

Es decir, el escrito estaba falsificado, pero no principalmente en la fecha —por lo que se acusó a la capitán— sino en la firma de sus dos mandos. Como uno de ellos nunca cuestionó la autoría de su firma, es de suponer que realizó las de ambos.

El informe de la Guardia Civil ha obligado a la juez no solo a archivar el procedimiento contra la capitán, sino también a deducir testimonio de la causa y remitirlo al Tribunal Militar Central, quien deberá decidir si abre un nuevo proceso contra los superiores de Cantera, supuestamente por el mismo delito de deslealtad que hasta ahora se le imputaba a ella.

Ricardo Muñoz, abogado de la capitán, espera que se aclaren estos extremos y que se archive definitivamente el expediente disciplinario que se abrió a la militar por los mismos hechos por los que estaba siendo investigada en los tribunales.

El letrado confía también en que este auto sea el punto final de un calvario que se inició para la capitán cuando denunció a su coronel, quien acabaría siendo condenado a dos años y diez meses de prisión por dos delitos de abuso de autoridad en sus modalidades de trato degradante y maltrato de obra a un subordinado.

La sentencia dictada en marzo de 2012 por el Tribunal Militar Central y ratificada posteriormente por el Tribunal Supremo concluyó que el coronel actuó “con grave menosprecio de la condición femenina de la víctima” y que sus actos (tocamientos, insinuaciones, amenazas, vejaciones en público) eran “claramente atentadorios de su libertad sexual”. (FUENTE: EL PAÍS).

jueves, 13 de marzo de 2014

El forense Miguel Lorente destaca la "enorme transformación social" de España frente a la violencia de género.

 
 Ana Orantes

El exdelegado del Gobierno para la Violencia de Género y médico forense, Miguel Lorente, ha destacado la "enorme transformación social" de España frente al maltrato de las mujeres, un cambio que explica, en su opinión, que las cifras de violencia recogidas en la encuesta de la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA) sean sensiblemente inferiores entre las españolas que entre sus vecinas europeas.

En declaraciones a Europa Press, Lorente ha incidido en que mientras en 1998 "la violencia de género era una cuestión rechazada en el ámbito académico y político" que quedaba relegada al ámbito de los sucesos, tras el asesinato de Ana Orantes (http://bit.ly/1nS0pQa) * se despertó un interés social que acabó cristalizando, organizaciones de mujeres mediante, en la Ley Integral de Medidas contra la violencia machista actualmente en vigor.

"Creo que el principal logro de la Ley, que se podría valorar de muchas formas, incluso cuantitativamente, ha sido el hecho de servir de instrumento para transformar la sociedad, que es hoy mucho más consciente, es capaz de detectar situaciones de violencia en sus expresiones más mínimas ha reducido a un pequeño espacio el antes generalizado 'mi marido me pega lo normal'", ha explicado.

Para Lorente, que fue uno de los primeros en definir la violencia de género en España, falta, no obstante, camino por recorrer en el desarrollo de la ley, ya que, según afirma, "su gran déficit está en haber centrado la esencia de la respuesta ante la violencia de género en la actuación judicial" cuando un fenómeno como este, "basado en referencias culturales, valores, la forma de entender la masculinidad, la feminidad y las relaciones de pareja", requeriría un abordaje más amplio.

"Necesitamos alternativas para poder abordar la violencia fuera del ámbito judicial con todas las garantías de protección y de asistencia, y que luego desemboquen en la justicia llegado el caso, pero no centralizarlo todo en el ámbito judicial", afirma, para incidir en que el componente cultural de este tipo de violencia provoca que "no siempre se traduzca en una denuncia que suponga mostrar públicamente lo que ha sido una realidad íntima en pareja".

Lorente apuesta en este sentido por el ámbito sanitario, un espacio "clave" a su entender, porque "una mujer maltratada acude un 20% más que una no maltratada a una consulta clínica". "Hace falta tener la capacidad de identificar esa situación como de violencia y reconocer las alteraciones que se presentan a causa de la misma. Allí la respuesta es fundamental, porque los facultativos tienen muchas posibilidades de detectar y actuar en un ámbito en que la mujer se siente segura y con confianza", explica.

El experto defiende que se articule "un sistema de actuación específica" dentro del ámbito sanitario, con un primer nivel de atención en el que el médico de atención primaria detecta la existencia de violencia de género y un segundo nivel, de atención especializada y multidisciplinar, con psicólogos e internistas, que asista a la situación de cada mujer en función de sus necesidades. "Ahí habría que articular la respuesta", ha añadido.

Lorente argumenta esta necesidad atendiendo, entre otros factores, al descenso de las denuncias que se viene produciendo desde los inicios de la crisis económica. El forense recuerda que el 80% de las fallecidas nunca habían denunciado y "no es porque no sepan que están sufriendo violencia de género sino porque piensan que nunca llegará a ser tan grave o porque están tan hundidas que creen que no tienen otra alternativa".

"La denuncia supone un cuestionamiento de la convivencia, denunciar a la persona con la que estás conviviendo en la mayoria de los casos, y siempre a la persona con la que estás compartiendo una relación y no es fácil presentarla para luego volver a la casa donde has mantenido esa relación. El sentimiento es el de ruptura, de separarse al mismo tiempo que se denuncia y cuando la situación económica dificulta la autonomía, las mujeres no denuncian y no rompen", explica.

Dado que la ruptura es, según su experiencia, "el elemento más precipitante" de la violencia extrema y el homicicio, Lorente pide prudencia y que se redoblen esfuerzos en detección y prevención, ya que, si no se trabaja ya, cuando se retome el ritmo de rupturas, es posible que vuelvan a aumentar los asesinatos de mujeres.

"Que se reduzcan las denuncias no significa que no haya violencia, sino que ésta continúa en la intimidad de la relación y en silencio. Esa continuidad significa más violencia, más posesión del agresor respecto de la mujer y más riesgo de seguir sufriendo y de que en el futuro, al romper se oyeda producir una agresión grave o un homicidio", ha señalado. (FUENTE: LA INFORMACIÓN).

* La inclusión de la fotografía de Ana Orantes y del link sobre la entrevista íntegra pocos días antes de ser asesinada, es mía.