martes, 29 de noviembre de 2011

El Estado de Oregón debate sobre la pena de muerte.

En el único Estado de la Unión que permite a un enfermo elegir la muerte, el gobernador John Kizhaber ha decidido dejar de imponerla. Su decisión unilateral de no permitir una sola ejecución más por motivos puramente morales abre un nuevo debate sobre la pena de muerte en el país que comparte sin reparos la cabeza mundial con China, Irán, Corea del Norte y Yemen. El 61% de la población en EE UU está en favor de la pena de muerte, a pesar de que esa cifra ha descendido desde que en 1994 alcanzó un abrumador 80%. 
En Oregón, uno de los estados más progresistas del país, donde es legal el consumo de marihuana, la eutanasia y el nudismo, los votantes han sido ambivalentes en este tema: la suspendieron dos veces y la aprobaron otras dos, la última en 1984. Con todo, los tribunales han sido muy comedidos a la hora de imponerla y actualmente solo hay 37 presos en el corredor de la muerte. Kizhaber, un demócrata que ha sido reelegido dos veces, solo ha tenido que permitirla en dos ocasiones al principio de su mandato, pero esa culpa todavía le persigue, según confesó el martes en una emotiva rueda de prensa.
«Fueron las decisiones más difíciles y que más me hicieron agonizar en toda mi carrera», confesó. «Las he revisado y cuestionado una y otra vez durante los últimos 14 años. No creo que esas ejecuciones nos trajeran más seguridad y tampoco nos hizo una sociedad más noble. Simplemente no puedo participar de nuevo en algo que creo moralmente equivocado». Para no usurpar la voluntad de los votantes, que restauraron la pena capital en referéndum, no utilizará su poder para conmutar las sentencias por cadena perpetua, sino que solo concederá aplazamientos temporales a todos los presos que lleguen al final del corredor de la muerte.
Eso parece que ha indignado por igual a Gary Haugen, un asesino convicto de dos asesinatos, como a los familiares de sus víctimas, que califican al gobernador de cobarde por no ser capaz de llevar a cabo su sentencia. Kitzhaber ha hecho notar que los votantes de Oregón nunca tuvieron la intención de convertir la pena de muerte en una ejecución voluntaria, porque en realidad los únicos presos que han recibido el máximo castigo son aquellos que han renunciado voluntariamente a nuevas apelaciones. El gobernador espera que su decisión «traiga potenciales reformas antes de la sesión legislativa de 2013», y ha animado a todos los ciudadanos a «involucrarse en el muy necesitado debate que este importante tema merece». (FUENTE: ELCORREO.com).

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