martes, 29 de noviembre de 2011

2012 será demoledor en los juzgados por los desahucios.

El desahucio de Marta Uriarte, secretaria de la plataforma de Afectados por la Hipoteca de Euskadi, parece cantado. De nada le ha servido negociar con una entidad de ahorros a esta getxotarra de 44 años. Su piso saldrá a subasta. Es un bajo de Salsidu, un barrio de Algorta afectado por los continuos desbordamientos del río Gobela.
La economía familiar comenzó a zarandearse como consecuencia de las inundaciones del 1 de junio de 2008 y acabó destrozada, poco después, por el maremoto de la crisis. La recesión obligó a cerrar el negocio de su marido, transportista autónomo.
Uriarte dice que no hay «renegociación posible» en su caso, por mucho que ahora su panorama familiar haya mejorado al encontrar trabajo su marido. «Me desalojarán en cuanto puedan. Les resultó incómoda». A su juicio, «se están cebando conmigo, pero hay gente que está mucho peor». Asegura que la entidad financiera con la que firmó su hipoteca quiere que ponga 24.000 euros sobre la mesa y luego renegociar los abonos. Ella pide que incluyan esta cifra en el montante total porque ahora podría afrontar los pagos cada mes. «Pero no hay forma. No es de justicia. La banca abusa con permiso de los poderes públicos», opina.
Ayer mismo fue al juzgado con el representante legal de la plataforma al detectar un defecto de forma. «La convocatoria de la subasta pone que tiene 166 metros cuadrados», cuando su vivienda ni siquiera roza los 100. Uriarte está convencida de que la «castigan» públicamente por luchar contra este tema. «Me han apoyado el Ayuntamiento de Getxo y los partidos políticos, pero no hay nada que hacer». Además, ve un panorama muy negro para el resto. Vaticina que «el próximo año será demoledor en los juzgados a causa de los desahucios. Esto es una rueda que se va a llevar por delante a mucha gente. Hoy mismo he visto más de 30 pisos en el Juzgado de Getxo. ¡Y eso sólo en el número 1!».
Golpe «vital»
Lo peor es que ahora este matrimonio con sus dos hijos podría hacer frente a los pagos, después de haber pasado por un infierno. «El golpe de las inundaciones me cambió la vida, la forma de pensar sobre muchas cosas. La gente se tiene que hacer a la idea de que sólo te quedas con la ropa que llevas puesta».
El arreglo de los desperfectos de su domicilio superó los 60.000 euros. No pidieron ningún crédito, sino que afrontaron los pagos «tirando de lo ahorrado. Nos tuvimos que realojar en una vivienda de alquiler siete meses», recuerda. El viaje que pensaban realizar a Canarias pasó, evidentemente, a mejor vida.
A principios de 2009 ya golpeaba la crisis y el sector del transporte tampoco se libró del 'tsunami' financiero. Recuerda que la facturación de su marido bajó «un 50%». Así que hubo que destinar parte del sueldo de ella -entonces enfermera en Osakidetza- a pagar «la Seguridad Social y los gastos de la empresa» de su cónyuge.
Fueron tirando, como pudieron, hasta que en el verano de 2009 liquidaron el camión para tapar agujeros. A su alrededor se han desplomado muchas cosas, aunque por mucho que les desahucien seguirá en la brecha. «Si creen que van a pararme con esto, están equivocados. Sólo servirá para que siga luchando y trabajando por la plataforma», concluye Marta Uriarte. (FUENTE: ELCORREO.com).

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