Fátima E. F., una mujer marroquí de 39 años, fue hallada muerta a
mediodía de ayer en su domicilio de Madrid horas después de que hubiera
sido asesinada a cuchilladas delante de sus hijas de 5 y 6 años; en la
habitación estaba también su bebé de 10 días. La policía buscó desde
entonces al marido, Ali Dahmani, de 38 años y de la misma nacionalidad,
como supuesto autor de las mortales heridas. El hombre, que se entregó
ayer a las ocho de la noche en comisaría, había dejado a los pequeños
toda la noche anterior junto al cadáver de su madre y con una ventana
abierta pese al frío que hacía. El recién nacido sufría deshidratación y
una ligera hipotermia cuando fue recogido.
Las voces de alarma surgieron ayer alrededor de las once de la
mañana, cuando Fátima no fue a una cita con su prima. Había quedado a
esa hora, pero ni siquiera contestaba a las llamadas al teléfono móvil.
La mujer acudió a la vivienda y vio que la ventana estaba abierta. Se
asomó la niña pequeña y le dijo: "Mi mamá está muerta". Fue ella la que
tiró las llaves de la casa, en el primer piso del número 6 de la calle
de Alemania (distrito de Tetuán).
Cuando la prima subió a la casa
se encontró a la mujer tirada junto a una mesa en el dormitorio, con
varias heridas por arma blanca. Inmediatamente llamó a la policía y los
servicios de urgencia. Cuando llegaron los facultativos de Urgencias
Médicas comprobaron que la mujer llevaba muerta varias horas, según
informó un portavoz de Emergencias 112. Presentaba diversas heridas en
el tronco y otras en los brazos, como si hubiera intentado defenderse.
Los
sanitarios se hicieron cargo de los pequeños. Se los llevaron a otra
habitación, donde cambiaron al bebé y le dieron un biberón, mientras
llegaba una ambulancia con incubadora para llevarlo al cercano hospital
de La Paz. También dieron algo de comida a las niñas, que no habían
tomado nada en las últimas horas. Fuentes policiales confirmaron que los
menores presenciaron el crimen.
Las dos pequeñas, que no eran
conscientes de lo que estaba ocurriendo, bajaron del domicilio alrededor
de las cuatro de la tarde, rodeadas de sanitarios y de asistentes del
Samur Social. Llevaban unos guantes inflados a modo de juguete y
entraron en una furgoneta municipal. Les llevaron a un centro de la
Comunidad de Madrid hasta que algún familiar se haga cargo de ellos.
La
policía cursó de inmediato una orden de detención contra Ali Dahmani. A
las ocho de la noche de ayer se presentó en la comisaría de Tetuán. Los
agentes de Homicidios le seguían de cerca lo que le llevó a acudir a
dependencias policiales. En su huida había arrojado un cuchillo de
grandes dimensiones junto a la entrada del inmueble, en un solar
abandonado. La policía lo recuperó y lo envió a los laboratorios de
Policía Científica.
Al lugar acudieron familiares de la mujer que
estaban destrozados por todo lo ocurrido. Afirmaron que sí sabían que la
mujer sufría malos tratos físicos y psicológicos, pero que no lo había
denunciado nunca. Por tanto, tampoco existía ninguna orden de
alejamiento. "Ella me decía que no estaba feliz, pero que tenía que
aguantar por sus hijos. Lo entendía como algo cultural", explicó un
primo de la víctima.
La mujer y su presunto asesino habían nacido
en la provincia marroquí de Taza. Fátima llegó a España en 1998 y se
casó con Ali Dahmani hace ocho años. Fruto de esa relación, nacieron los
tres hijos. Algunos familiares de la víctima explicaron que él
trabajaba en una carnicería que tenía con otro socio muy cerca del
domicilio familiar. De hecho, la policía no descarta que el cuchillo
utilizado en el crimen procediera de este negocio. También estaba al
frente de un restaurante de kebab. "Nadie se imaginaba que iba a tener
un fin tan trágico", aseguró el primo.
La mujer trabajaba como
empleada de hogar, limpiando viviendas por la zona. "Ella estaba muy mal
y lo quería dejar, porque era un vago y no aportaba nada de dinero al
matrimonio. Pese a que estaba ya muy avanzada en el embarazo, no paraba
de ir a las casas para mantener a sus hijos", explicó Habiba, una amiga
de la fallecida. "Cuando ella iba al médico, tenía que dejar a sus hijos
con los vecinos o amigos porque él no aparecía por casa. Ahora estaba
muy contenta con su hijo. Me dijo que quería echarle a él y quedarse con
los niños", añadió. (FUENTE: EL PAÍS).
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