¿Qué pasó por la cabeza de Enrique para que reaccionara
con tanta violencia?, se preguntaban los vecinos del barrio donostiarra
de Loiola. «Estamos extrañados, nunca le habíamos visto agresivo»,
comentaban. Era de madrugada cuando sonaron los primeros disparos. Luego
le seguirían otros muchos, cerca de treinta afirman algunos testigos.
La balacera se saldó con dos heridos, un agente de la Ertzaintza y la
exmujer del agresor. La vida de ella no corre peligro, pero el estado
del agente es grave como consecuencia de la cantidad de sangre que
perdió. El autor de los tiros fue detenido después de que permaneciera
cerca de tres horas atrincherado en su vivienda. «Al final, los policías
le convencieron para que abriera la puerta. Lo hicieron muy bien, con
mucho tacto», explicó una vecina.
Todo comenzó en torno a la dos y media de la madrugada en
el cuarto piso de un edificio de la calle Plazaburu, en el barrio
donostiarra de Loiola. En el domicilio se encontraba en aquel momento el
autor de la agresión, Enrique B., de 48 años. El hombre llamó exaltado
por teléfono a su exesposa, de la que lleva separado varios años, y le
dijo que iba a «matar a todo el mundo». La mujer avisó a la Ertzaintza y
les advirtió de que, además de estar muy alterado, tenía una escopeta
de caza.
Varias patrullas recogieron a la mujer y se dirigieron al
domicilio. El agresor recibió a los agentes arrojándoles diversos
objetos desde el balcón de su casa, entre ellos una bicicleta y un
tenderete para colgar la ropa. Los ertzainas lograron acordonar la zona y
dieron instrucciones a los vecinos para que permanecieran dentro de sus
domicilios y no se asomaran a las ventanas.
Más de 20 disparos
Los policías, entre ellos el jefe de una patrulla,
pudieron llegar hasta el descansillo del cuarto piso, desde donde
mantuvieron una primera conversación con el individuo. Intentaron que se
tranquilizara y depusiera su actitud. Sin embargo, según fuentes de
Interior, en aquel momento, el agresor entreabrió la puerta, asomó el
cañón de la escopeta y efectuó un disparo a bocajarro que alcanzó a un
agente en una pierna, justo por debajo del chaleco antibalas. Los
perdigones le produjeron daños en una arteria, de la que comenzó a manar
sangre a borbotones. Dada la gravedad de la lesión y ante el temor de
que pudiera sufrir un shock, compañeros del herido tratataron de
controlar la hemorragia y le bajaron en volandas desde el cuarto piso
hasta la calle.
El herido, Ixai P.H., de 29 años, con domicilio en
Vitoria, de la XXII promoción de la Ertzaintza y que se encontraba en
prácticas, fue trasladado al hospital Donostia, donde se le apreciaron
lesiones graves en la arteria femoral. Fue sometido a una intervención
quirúrgica de cuatro horas de duración, en la que precisó una
transfusión de cinco litros de sangre. Las próximas 24 a 48 horas serán
decisivas para conocer su evolución, indicó Interior.
Tras el disparo, Enrique B. se atrincheró en su casa y
desde el balcón realizó entre 20 y 25 disparos, alguno de ellos con
bala, contra los vehículos patrullas y las personas que en aquel
instante se encontraban en el calle. Uno de los tiros alcanzó a su
expareja, quien también fue evacuada al hospital Donostia, aunque con
lesiones de menor gravedad.
La crítica situación que se vivía en el lugar obligó a la
Ertzaintza a movilizar a su Grupo de Intervención. Efectivos de esta
unidad especial desplegaron incluso francotiradores por si el agresor
volvía a salir al balcón a disparar. Un 'negociador' del grupo logró
contactar con él y tras mantener diversas conversaciones telefónicas que
se prolongaron durante cerca de una hora logró que se entregara. Sobre
las 5.20 horas de la madrugada, Enrique abrió la puerta de su casa y
pudo ser reducido.
El episodio generó una gran conmoción en el barrio. Los
vecinos se encontraban impresionados por lo sucedido. Ayer no había otro
tema de conversación. Tras el suceso, las escaleras del inmueble
quedaron manchadas de sangre. Frente a la puerta de la casa en la que el
detenido se hizo fuerte había un charco que invadía todo el
descansillo.
Estuvo en prisión
El arrestado estuvo ingresado en prisión por otro delito
cometido en 1995, según informó Interior, y se trata de una persona de
carácter muy agresivo que anteriormente ya había amenazado con el arma
de fuego. El consejero de Interior, Rodolfo Ares, manifestó que su
departamento se personará ante los tribunales para ejercer la acusación
contra Enrique B. y conseguir que sobre él «caiga todo el peso de la
ley». Ares se desplazó al hospital Donostia, adonde acudió acompañado
por el viceconsejero de Seguridad, Miguel Buen, y varios mandos de la
Ertzaintza para interesarse por el estado de salud del herido. (FUENTE: EL CORREO).
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