Se acerca el 50 aniversario de la muerte de Marilyn
Monroe, pero rara es la semana en la que la ambición rubia no sea
noticia. La última surge en España y viene de la mano del televisivo
psiquiatra forense José Cabrera, quien concluye en su libro 'CSI:
Marilyn (Caso abierto)' que la actriz «no quería morir, de ninguna
manera». Una tesis que pone en tela de juicio la versión oficial; que
murió de una sobredosis de barbitúricos.
El médico se basa en el material desclasificado en 2011
por el FBI y las charlas de la artista con su psiquiatra. Los días antes
de morir, asegura, «no mostraba comportamientos suicidas. Tenía
proyectos». Respalda la afirmación el testamento que elaboró un año
antes. Algo que no responde a las pautas típicas de los suicidas, que
actúan al poco después de firmar.
Entonces, ¿qué pasó? «Mi opinión personal es que fue un
accidente», responde. «Nadie la quiso. No tuvo ni padre ni madre. Había
vivido en doce orfelinatos. No podía dormir». Todo esto la pudo llevar a
excederse con los somníferos. Pero no con la intención de acabar con su
vida, porque «era una superviviente».
Cabrera, no obstante, no descarta el asesinato. Muchos
eran los peces gordos que estaban interesados en borrarla del mapa. El
primero, el director del FBI, el «paranoico» J. Edgar Hoover, que en su
afán de proteger EE UU la persiguió sin descanso. Su relación con John
F. Kennedy y, en el momento de su fallecimiento, con el hermano de éste,
Robert, hacía pensar que tenía más información de la debida. (FUENTE: EL CORREO).
Biografía en Wikipedia: http://bit.ly/NEn1VY
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