martes, 8 de mayo de 2012

La extraña muerte del espía inglés.

Le encontraron muerto, en posición fetal, desnudo y descompuesto, en el interior de una bolsa de deportes en el baño de su casa de Londres. La bolsa estaba cerrada con candado y las llaves dentro. La casa también estaba cerrada. No había señales claras de que le hubieran metido allí a la fuerza, pero los expertos no se han puesto de acuerdo sobre si es físicamente posible meterse en una bolsa tan pequeña y cerrarla por dentro.
Tampoco se han puesto de acuerdo sobre las causas de su muerte porque el cuerpo ya estaba descompuesto cuando lo encontraron. Pudo morir envenenado o pudo morir asfixiado, pero eso son solo posibilidades, ni siquiera probabilidades y menos aún certezas. Trabajaba en los servicios de inteligencia, descifrando códigos. Deportista consumado, más bien abstemio, de vida reservada, en su casa había ropas de mujer no utilizadas por valor de 18.500 euros y había visitado un cabaret de drag queens, pero sus amigos y su familia aseguran que no era gay. Se llamaba Gareth Williams y tenía 31 años cuando murió, en agosto de 2010, en su ático de Pimlico, propiedad del MI6.
Ahora, un juez forense ha concluido que no se puede saber con certeza las causas de su muerte. Pudo ser asesinado. Pudo morir por accidente en un trágico acto a la Houdini, quizás con algún sentido sexual: su asistenta le encontró una vez en calzoncillos atado a la cama, incapaz de desatarse, en lo que ella creyó que era un juego sexual. O, quién sabe, quizás fue una manera de suicidarse.
Lo que es seguro es que Williams tenía un cerebro privilegiado, especialmente dotado para la lógica y las matemáticas, que le permitió acabar los estudios de secundaria a velocidad de vértigo y graduarse en matemáticas por la Universidad de Bangor a los 17 años. A sus profesores no les ha extrañado saber que desde los 21 años trabajaba para los servicios de inteligencia descifrando códigos. Primero en el cuartel general de escuchas de Cheltenham y en los dos últimos años en comisión de servicios en el MI6 en Londres.
Quizás por su trabajo o quizás por su personalidad, Gareth Williams llevaba una vida muy reservada. Ni siquiera su familia sabía muy bien en qué trabajaba y nadie preguntaba. Pero era un joven agradable y apreciado por su sonrisa y su carcajada. Apasionado del ciclismo, era miembro de un club pero nunca iba al pub a tomar cervezas con los demás compañeros después de hacer unos kilómetros con su bicicleta.
En agosto de 2010 había estado de vacaciones en Estados Unidos. Los miles de cámaras de seguridad que hay desplegadas por Londres han permitido saber que desde su vuelta, el día 11, estuvo varias veces de compras en el West End y en Knightsbridge. El día 14 se le vio en la estación de metro de Holland Park a las tres de la tarde. El domingo 15 estuvo cerca de una tienda de Dolce & Gabbana en la zona de Sloane Street. Luego, su pista se pierde.
La policía cree ahora que murió en la madrugada del día 16, aunque el MI6 no le echó en falta hasta días después y su cadáver no se encontró hasta el día 23. Estaba descompuesto. El calor del verano y el sospechoso hecho de que la calefacción estuviera en marcha aceleraron la descomposición, lo que ha dificultado investigar las causas de su muerte. Tres distintos patólogos no se han puesto de acuerdo sobre las causas de la muerte. Tienden a creer que estaba vivo al entrar en la bolsa y que no hay señales de forcejeo, de que alguien le obligara a meterse.
También creen que debió morir enseguida: la falta de oxígeno habría precipitado su muerte o le habría dejado inconsciente o desorientado en dos o tres minutos. Unos rasguños hacen pensar que quizás intentó a última hora salir de la bolsa de deportes, que estaba en la bañera vacía.
¿Puede su vida privada explicar la extraña muerte de Gareth Williams? La policía sabe que de vez en cuando se pasaba entre media hora y una hora surfeando en sitios sadomasoquistas en Internet. ¿Era gay? La familia y los amigos lo niegan. ¿Era transformista? Sus próximos dicen que las ropas de mujer encontradas en el piso eran demasiado pequeñas para su talla y quizás eran para regalar. Pero visitó al menos un bar de transformistas días antes de su muerte y tenía entradas para otros dos espectáculos. ¿Le asesinaron los servicios secretos de otro país? ¿Quiénes eran la pareja que dicen que le visitó en su piso? ¿Existe esa pareja?
Quizás todo eso lo desvelen las pruebas de ADN que se practicarán en los restos humanos encontrados hace poco en el piso. Pero el juez forense cree que quizás nunca se sepa cómo y por qué murió Gareth Williams. (FUENTE: EL PAÍS).

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