"Estábamos en el caos absoluto, ninguno de la tripulación
sabía decirnos qué hacer, la nave comenzó a inclinarse y todos fuimos
lanzados unos sobre otros, cayendo e hiriéndonos", refiere una familia
italiana que se hallaba a bordo del 'Costa Concordia', que anoche
encalló frente a la isla de Giglio. Al menos tres personas han muerto,
unas setenta se encuentran todavía desaparecidas -según el diario 'La
Repubblica'- y varias decenas han resultado heridas al encallar el
barco, con 4.229 personas, en aguas de la isla italiana de Giglio, en el
mar Tirreno, en la región central de Toscana, han informado fuentes de
la Capitanía del puerto de Giglio.
La nave efectuaba un crucero por el Mediterráneo, que
salió del puerto de Civitavecchia (centro) con destino Savona (norte)
para iniciar el viaje con escalas en Palermo (Sicilia), Cagliari
(Cerdeña), Palma de Mallorca (España), Barcelona (España), Marsella
(Francia) y regreso a Savona, según una nota de la compañía naviera. Dos
horas después de salir de Civitavecchia, hacia las 21.30 horas (20.30
GMT), cuando el buque estaba en las cercanías de la isla de Giglio y los
pasajeros cenaban, oyeron las sirenas de varios pesqueros y silbidos de
los marineros sin saber de qué se trataba.
"Ha sido una pesadilla, parecía el Titanic, pensábamos
(que íbamos a) morir", afirmaron los italianos Silvana Caddeo, Ignazio
Deidda y Mirella Corda a los medios locales, y precisaron que cuando
cenaban se produjo el golpe, que propició la caída de botellas y vasos
de las mesas. Eran las 21,40 horas (20.40 gmt), según han señalado en su
relato, e inmediatamente desde los altavoces de la nave les dijeron que
se había producido un problema eléctrico y que no se preocuparan.
"Pero la gente gritaba y los niños lloraban, en medio de
la total oscuridad", han afirmado, a la vez que aseguraron que
inmediatamente se dieron cuenta de que la cosa era más grave, porque el
barco comenzó a escorarse hacia un lado. Los italianos han contado cómo
vieron a muchas personas arrojarse a las frías aguas del Tirreno.
Unas tareas de rescate lentas
Otros viajeros denunciaron que las tareas de socorro
fueron muy lentas, que antes de abandonar el barco pasó una hora y media
y que algunos miembros de la tripulación les contaron que el capitán de
la nave sabía de la gravedad de la situación "y no hizo lo que debía".
Yuri Selvaggi, su esposa y sus hijos -una familia de la localidad sureña
italiana de Anagni- aseguró que en el barco dominaba el pánico y cuando
fueron sacados en la barca salvavidas, ésta llegó incluso a chocar con
la nave y por fortuna no volcó.
Una vez en la isla de Giglio, cuyo alcalde puso a
disposición de los viajero "todo lo que estuviera bajo techo", éstos
fueron alojados en casas, centros deportivos y en la iglesia de la
pequeña isla, que permaneció toda la noche abierta. El centenar de
habitantes que durante el invierno vive en la isla se volcó con los
viajeros y durante toda la noche les ofrecieron comidas y bebidas y le
dieron todo el confort posible, según contaron, agradecidos. Algunas
tiendas abrieron durante la noche y la población ofreció asimismo mantas
y otros enseres para que no pasaran frío.
Sobre los eventuales retrasos en el salvamento, la
capitanía del puerto de Grosseto, del que depende Giglio, anunció que se
abrirá una investigación, "ya que es verdad -dijo el capitán de corbeta
Emilio Del Santo-, que muchos viajeros lamentaron la lentitud y una
tripulación inadecuada".
El barco naufragado es el buque crucero 'Costa
Concordia', la nave de pasajeros italiana más grande, perteneciente a la
compañía "Costa Cruceros". El buque encalló por causas hasta ahora
desconocidas y está escorado a 80 grados en una zona arenosa de una
profundidad de 30 metros. En el barco viajaban un total de 177
españoles, según ha informado la compañía naviera 'Costa Cruceros',
propietaria del barco. Doce de ellos se pusieron en contacto con el
Consulado español en Roma para informar del suceso y confirmar que
estaban bien.(FUENTE: AGENCIAS).
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