lunes, 9 de enero de 2012

La asesina de abejas domésticas era la mosca.


Identifican al 'Apocephalus borealis' como el agente que desorienta a estos himenópteros hasta causarles la muerte

Un equipo de investigadores ha detectado un parásito de este insecto que hace que las abejas domésticas, las productoras de miel y cera, abandonen sus colmenas, se desorienten y acaben muriendo.
A esa conclusión ha llegado una investigación publicada en la última edición de la revista 'PLoS ONE' y realizada por científicos de la Universidad de San Francisco.
Según los entomólogos, este parásito de la mosca podría ayudar decisivamente en el avance de los estudios para determinar las causas de la desaparición masiva de las abejas, un fenómeno conocido como «desorden de colapso de colonia o CCD» que amenaza a millones de colmenas.
Esta misteriosa y progresiva extinción, que comenzó en 2006, ha diezmado las poblaciones de abejas de colmena en Estados Unidos, una pérdida sumamente grave ya que estos insectos himenóperos contribuyen a preservar las cosechas que dependen de su polinización.
Esas producciones, en especial las frutas y ciertas legumbres, suponen ventas de 15.000 millones de dólares al año y representan un tercio de la alimentación humana a nivel mundial.
El importante papel de la abeja en la polinización de diversas especies vegetales de consumo humano no pasó desapercibida para Albert Einstein, quien llegó a aseverar: «Si desaparecieran de la Tierra, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida».
Hasta ahora, el parásito de la mosca responsable de esta mortandad, denominado 'Apocephalus borealis', se ha encontrado únicamente en las abejas domésticas en los estados de California y en Dakota del Sur, según precisó John Hafernick, profesor de biología en la Universidad de San Francisco, uno de los autores de esta investigación.
No obstante, Hafernick también advirtió sobre el riesgo de que se trate de un parásito emergente que «podría amenazar las colmenas de todo Estados Unidos debido al gran número de territorios que atraviesan los apicultores profesionales con sus colmenas para polinizar las cosechas».
Atraídas por la luz
La infección de una colmena comienza cuando una mosca deposita sus huevos en el abdomen de una abeja. Una vez infectada por estos parásitos, las abejas abandonan sus colmenas para reunirse cerca de fuentes de luz.
«Hemos observado que las abejas infectadas comienzan a dar vueltas, sin ningún sentido de la orientación», explicó Andrew Core, investigador de la Universidad del Estado en San Francisco, principal autor de estos estudios. «La mayoría de las abejas mueren normalmente en el lugar donde se detienen, y a veces se acurrucan antes de morir», describió Core. (FUENTE: AGENCIAS).

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