Científicos de las universidades de Oxford, St. Andrews y Bristol, en Reino Unido, y el Instituto Max Plank en Nijmegen, Países Bajos, han detectado correlaciones entre la imparcialidad y una red de genes implicados en el establecimiento de la asimetría izquierda-derecha en embriones en desarrollo. Los investigadores sugieren que estos genes también pueden ayudar a fijar las diferencias entre izquierda y derecha en el cerebro, que a su vez influyen en el uso de las manos.
“Los genes están involucrados en el proceso biológico
por el cual un embrión temprano cambia de ser una bola de células a
convertirse en un organismo en crecimiento con un lado izquierdo y otro
derecho establecido”, explica el primer autor, William Brandler,
estudiante de doctorado en la Unidad de Genómica Funcional de la
Universidad de Oxford.
Los seres humanos son las únicas especies que muestran una tendencia
tan fuerte en las manos, con alrededor de un 90 por ciento de las
personas que son diestras. La causa de este sesgo sigue siendo en gran
parte un misterio, por lo que este equipo de expertos, dirigido por la
doctora Silvia Paracchini, de la Universidad de St. Andrews, estaban interesados en entender qué genes podrían tener una influencia en las manos.
El equipo, cuyos hallazgos publica la revista ‘Plos Genetics’,
llevó a cabo un estudio de asociación del genoma completo para
identificar las variantes genéticas comunes que se pueden correlacionar
con la que las preferencias a usar una mano en las personas. La
variante más fuertemente asociada, estadísticamente significativa, con
la imparcialidad se encuentra en el gen PCSK6, que participa en el
establecimiento temprano de izquierda y derecha en el embrión en
crecimiento.
Luego, los investigadores aplicaron los hallazgos sobre PCSK6 y genes
similares en ratones para descubrir más sobre los procesos biológicos
implicados. Así, interrumpir PCSK6 en ratones causó defectos de
asimetría izquierda-derecha, como una colocación anormal de los órganos
en el cuerpo, con posibilidades de tener el corazón y el estómago a la
derecha y el hígado a la izquierda, por ejemplo.
Los autores del estudio encontraron que las variantes de otros genes
que se sabe que causa defectos de izquierda a derecha cuando se
interrumpieron en los ratones eran más propensas a estar asociadas con
la habilidad relativa de mano de lo que cabría esperar por azar. William Brandler advierte que estos resultados no explican
completamente la variación de lateralidad vista entre los seres humanos:
“Al igual que con todos los aspectos de la conducta humana, la
naturaleza y la educación van de la mano. El desarrollo de la
lateralidad se deriva de una mezcla de genes, el medio ambiente y la
presión cultural para ajustarse a ser diestro”. (FUENTE: REPÚBLICA.COM).
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