Cientos de cuerpos yacen sin identificar en los suelos de México.
Las causas de esta tragedia son el poder creciente del narco en el norte
del país (sobre todo) y el ya alargado problema de violencia de género
que hace desaparecer a cientos de mujeres cada año en todo el país (el
caso más conocido es el de Ciudad Juárez). Los cuerpos sin nombre son un
problema para las autoridades mexicanas y un dolor implacable para la
sociedad. Por eso todas las herramientas que permitan dar identidad a
los cadáveres son bienvenidas en el país centroamericano. Así se lo
explicó, ayer, la periodista mexicana Diana Washington a los
responsables del programa de identificación forense que ha sido
patentado gracias a un proyecto del Centro Europeo de Soft Computing de
Mieres y la Universidad de Granada.
Sergio Damas e Inmaculada
alemán, dos de los invesrigadores responsables de la iniciativa, fueron
los encargados de exponer los avances del proyecto a Washington. Esta
periodista mexicana es autora del libro Cosecha de mujeres. Safari en el
desierto mexicano, que surgió fruto de una investigación en la que se
señala directamente a algunos de los presuntos culpables de las
violentas matanzas de mujeres. Muy sensibilizada con el tema, Washington
se interesó por cuándo podría salir al mercado este software. “La idea
es que nuestra parte del proyecto esté finalizada en junio, ya nos
encontramos en una fase final. Y que después del verano, como muy tarde a
finales de año, se pueda empezar a comercializar”, apuntaron Lamas y
Alemán. El cliente al que va dirigido este proyecto son gobiernos y
fuerzas de seguridad pero también asociaciones de víctimas.
Lamas apuntó que además de México, se han interesado por la iniciativa
expertos antropólogos y forenses que trabajan en Asia. El programa de
reconocimiento facial de cadáveres que se ha desarrollado en Barredo con
tecnología de la empresa asturiana Treelogic compara los huesos del
cráneo con fotografías, lo más recientes posibles, de las víctimas
potenciales. “Lo primero que se hace es un estudio antropológico del
cuerpo, identificar el sexo, la edad y demás características físicas.
Después se buscan huellas o ADN pero esto en fosas con muchos cuerpos es
muy complicado”, apunta Alemán que añade que “desde hace décadas los
forenses utilizan el método manual de comparar fotos y cráneos. La
diferencia es que ahora, gracias a esta tecnología, se puede hacer con
mucha más fiabilidad y menos tiempo”.
Los expertos explicaron a la
periodista mexicana, invitada a Asturias por la asociación Milenta
Muyeres, algunos casos prácticos. En todos, gracias al programa se
reduce el tiempo del estudio facial que pasa de varios días a apenas
unos minutos. El margen de error se sitúa, gracias a la informática, en
niveles que apenas superan el 10 por ciento, cuando manualmente pueden
rondar hasta el 30%. El programa valdría, incluso, para identificar
cadáveres en fosas de la Guerra Civil española.
Tras la visita al
centro de Soft Computing, Washington destacó el hecho de que el nuevo
software “va a ser clave porque permitirá a las autoridades mexicanas
capacitar a mucha gente para que puedan usarlo ellos mismos”. “El
objetivo es ahora que en México se comprometan a conseguir esta
herramienta y la apliquen a los casos pendientes, que son muchos, que
pasen de las prácticas al hecho”, señaló la periodista de El Paso Times
que apuntó además que “en los homicidios primero hay que confirmar
quién es la víctima para después iniciar el proceso de investigación”.
En
el Centro de Soft Computing son conocedores de la realidad que vive
México y por eso se han mostrado muy satisfechos que en Estados como el
de Chiuahua ya se hayan hecho eco del proyecto y apuesten por aplicarlo
en la zona. (FUENTE:LA VOZ DE ASTURIAS).
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