'Los agresores del cúter', dos jóvenes de origen marroquí
de 21 y 23 años, identificados como Ahmad J. y Hamed S., aunque usan
otras identidades, seguirán entre rejas, donde permanecían desde que
fueron detenidos por la Ertzaintza en diciembre de 2010, tres semanas
después de que abusaran de una menor, a la que provocaron 65 cortes con
una cuchilla en el barrio de Rekalde. La Sección Segunda de la Audiencia
provincial vizcaína les acaba de condenar a 12 y 11 años y medio de
prisión como autores de sendos delitos de agresión sexual y lesiones.
Además, deberán indemnizar a la víctima, una menor de 15 años, con
22.000 euros por las secuelas y los daños morales, aunque han sido
declarados insolventes, según la sentencia a la que ha accedido este
periódico.
El tribunal ha valorado especialmente el testimonio
«verosímil, coherente y persistente» de la víctima, pese a su corta
edad, que además reconoció «sin duda» a los agresores en fotografía y en
una rueda de reconocimiento. Por contra, las declaraciones de los
acusados presentaban «contradicciones», señala la resolución. La sala
agrava la pena de los agresores al haberse producido los abusos con
violencia e intimidación, de forma conjunta entre dos o más personas,
con uso de armas y con ensañamiento.
Los hechos se produjeron el día 1 de diciembre de hace
dos años alrededor de las siete y cuarto de la tarde en la calle Doctor
Entrecanales. La adolescente se dirigía a la academía de idiomas donde
daba clases de euskera, cuando fue abordada por la espalda por dos
desconocidos. Según el testimonio de la víctima, uno de ellos la agarró
por las manos colocándoselas a la espalda mientras el otro le iba
desabrochando la sudadera y la «empezó a besar y babear». Le subió la
camiseta y «le empezó a hacer rajas por el pecho y la tripa con lo que
ella vio que era una cuchilla de afeitar» de tipo 'Gillette', apunta la
sentencia. Los cortes superficiales, desde los pocos centímetros hasta
los 14-15, que el informe médico forense cifró en unos 65 repartidos por
el abdomen, el pecho y las mamas, la espalda, los antebrazos y las
manos, fueron realizados «de forma lenta», con la intención de aumentar
el dolor de la víctima.
Los dos agresores se fueron intercambiando el puesto
mientras «se reían»; uno sujetaba a la chica y el otro abusaba de ella
sin que nadie pudiera ver la escena. En un momento, uno de los
asaltantes, concretamente Ahman J. -el que ha tenido la mayor condena,
aunque la sala considera al otro joven «cooperador necesario»- metió la
mano con la cuchilla por dentro del pantalón de la chica.
Zapatillas negras DC
Cuando ella intentó retirársela, le provocó un corte en
el pubis y otro, de gran profundidad, en un dedo, herida por la que
necesitó varios puntos de sutura y que le ha dejado una cicatriz
visible. La chica sacó fuerzas y pegó una patada al joven que en ese
momento intentaba vejarla; así consiguió zafarse de los agresores, ya
que el otro se interesó por su amigo. Salió huyendo y se refugió en la
academia.
La menor necesitó diez días para curar las heridas,
sufrió estrés postraumático y sigue recibiendo tratamiento psicológico.
El miedo no le impidió dar una descripción detallada de los dos
agresores a los que vio la cara «mientras la chupaban y besaban», pese a
que intentaron cubrirse con capuchas. Uno de ellos tenía «un derrame en
un ojo» y el otro una pequeña cicatriz en una ceja. Un detalle ayudó a
la Ertzaintza a dar con los sospechosos, que vivían juntos en una casa
abandonada, uno de ellos llevaba el mismo calzado el día de la detención
que el de los hechos: unas zapatillas negras de la marca DC.
Tras escuchar a la víctima en la vista oral, la Fiscalía
cambió la petición de pena para los dos acusados de 9 a 14 años de
prisión por el delito de agresión sexual y la acusación particular elevó
la indemnización por daños morales a 60.000 euros. Por su parte, las
defensas reclamaban la libre absolución. El tribunal no concede
credibilidad a las versiones de los acusados, que se implicaban entre sí
e incluso acusaban a otro joven no procesado. Tampoco admite la
atenuante de drogadicción y trastorno psíquico que solicitaba una de las
defensas.
El suceso conmocionó a los bilbaínos, especialmente a los
vecinos de Rekalde, que se lanzaron a la calle en una manifestación
multitudinaria contra las agresiones a mujeres. (FUENTE: EL CORREO).
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