«No se sabe por qué le mataron, pero todo apunta a que se
trata de un robo porque le quitaron la cartera». Así explicaba uno de
los hermanos de Jaime Olañeta su trágico final, ocurrido el pasado
viernes en el barrio Osma de Mallabia, cuando se encontraba en el alto
de Trabakua, a escasos 20 metros de su vivienda. El brutal episodio ha
sembrado el dolor y el desconcierto en esta familia. «Al parecer
forcejearon dentro del coche y recibió varias cuchilladas», afirman los
familiares, que añadieron ayer a este periódico que el cuerpo de la
víctima tenía «una puñalada en el cuello y otra en un costado». Le
encontró su sobrino hacia las 17.10 horas, que había decidido hacerle
una visita y que llegó a la escena del crimen en moto.
La abundancia de sangre llevó al joven a pensar en un
primer momento que habían disparado contra su tío, informaron ayer
fuentes de Interior. Hasta el lugar acudieron dos ambulancias de
Osakidetza, una de ellas medicalizada, que solicitaron la comitiva
judicial, los Bomberos con un grupo electrógeno para iluminar el lugar y
la Ertzaintza, que envió a la zona un vehículo patrulla y un
todoterreno. La familia permaneció allí hasta las 22 horas, cuando se
decidió retirar el vehículo propiedad del fallecido, un 'Peugeot 207' de
color blanco, para continuar con la investigación.
El cuerpo de la víctima fue trasladado a las 20.30 horas y
conducido al Servicio de Patología Forense de Bilbao, donde ayer le
practicaron la autopsia. Los expertos, sin embargo, tienen intención de
realizar más pruebas forenses para esclarecer las circunstancias en que
se produjo la muerte, por lo que no devolverán el cadáver a la familia
hasta el lunes.
«Tranquilo e independiente»
El aumento del número de robos registrado en las últimas
fechas preocupa, «y mucho», al Ayuntamiento de Mallabia, una localidad
vizcaína de apenas 1.200 vecinos, pero que se extiende sobre una
superficie de casi 24 kilómetros cuadrados y donde los caseríos o
viviendas unifamiliares están diseminados en pequeños barrios. La
alcaldesa, Milagros Mondragon (Bildu), afirma que «hemos tenido que
acudir a la Ertzaintza, pero a fecha de hoy seguimos esperando una
respuesta». La situación es realmente complicada. Mallabia carece en la
actualidad de agentes de Policía, ya que el único con el que cuenta el
municipio está de baja. «Por eso entendemos que la Ertzaintza tiene que
garantizar la seguridad», explica Mondragon. La primera edil, sin
embargo, se mostraba ayer cauta a la hora de relacionar la muerte de
Jaime Olañeta con un robo, al tiempo que se remitía a las conclusiones
que se desprendan de la investigación en curso.
El fallecido, de 68 años, representante de joyeros
prejubilado hace años por cuestiones de salud, vivía solo en su caserío
de este barrio de las afueras de Mallabia, en el Alto de Trabakua. Era
uno de los seis hermanos de una familia ermuarra, por lo que contaba con
numerosos familiares en la localidad vecina. Los vecinos consultados
por este periódico coincidían ayer en describirlo como «una persona
tranquila, muy independiente», que comía fuera de casa, generalmente en
Berriz, y que algunas veces «echaba una siestita en su coche, escuchando
la radio, al solecito, antes de entrar en casa. No se metía con nadie.
Sólo daba sus paseos, cada vez menos, y se acostaba pronto», afirman los
que le conocían. (FUENTE: EL CORREO).
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