Reproduzco a continuación un artículo aparecido en el diario DEIA sobre la advertencia que hace la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en cuanto al riesgo de inestabilidad social que supone el recorte del salario de los trabajadores. Siendo un tema económico, creo que puede tener relevancia a corto y medio plazo en el comportamiento criminológico de la población, debido a la menor disposición de dinero para hacer frente a sus necesidades básicas.
La porción de la riqueza nacional que obtienen los trabajadores es
cada vez más pequeña en la mayoría de los países, provocando un
descontento popular e incrementando el riesgo de malestar social, según
denuncia la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su Informe mundial sobre salarios 2012/2013.
"La desigualdad en la distribución y la concentración de los ingresos
entre los que más ganan y los dueños del capital han sido la causa del
descontento público alrededor del mundo, aumentando el riesgo de
disturbios en inestabilidad social", advierte el organismo dependiente
de la Organización de Naciones Unida (ONU). El mensaje de la OIT avanza
la posibilidad de que ese descontento corra como la pólvora en medio de
la política de ajuste y estalle en las calles.
La raíz del problema es el desequilibrio entre los ingresos de
las personas que dependen de una nómina y los de las grandes fortunas.
"En pocas palabras, una mayor parte del pastel nacional se ha
transformado en ganancias y los trabajadores han recibido una menor
porción", apuntan los autores del documento, en el que sostienen que
esta tendencia "ha estado vigente durante décadas". Por ello, los
trabajadores "se están beneficiando menos de los frutos de su trabajo
mientras que los propietarios del capital se benefician más".
En concreto, la OIT señala que en las 16 economías más
desarrolladas, la proporción media del trabajo respecto a la riqueza
nacional disminuyó desde el 75% a mediados de los años 1970 hasta el 65%
en los años previos a la crisis.
economías emergentes "Se
recuperó por poco tiempo, pero descendió nuevamente después de 2009",
añade. Por su parte, entre un grupo de 16 economías en desarrollo y
emergentes, esta proporción disminuyó del 62% del PIB en los primeros
años 1990 hasta el 58% justo antes de la crisis. "Aún en China, donde
los salarios se triplicaron a lo largo de la última década, la
participación de los trabajadores en los ingresos nacionales disminuyó",
destaca el informe. Por otro lado, los autores del estudio alertan de
que la cada vez más extendida apuesta por reducir los costes laborales
en aras de estimular la competitividad de las exportaciones "no
garantiza" que los países en crisis puedan prevenir el estancamiento
económico o el déficit de cuenta corriente.
"Si bien, en principio, cada país a título individual puede
aumentar la demanda de sus bienes y servicios al incrementar las
exportaciones, no todos los países pueden hacerlo simultáneamente", dijo
Sangheon Lee, uno de los autores del informe, que reclama el
restablecimiento de una relación más estrecha entre salarios y
productividad, que es a la vez una cuestión de equidad y de crecimiento
económico sostenible.
Por otra parte, la OIT señala que el crecimiento de salarios
continúa muy por debajo del período anterior a la crisis a nivel mundial
y que incluso ha sido negativo en las economías desarrolladas, mientras
sigue aumentando en las economías emergentes. "Los salarios mensuales
crecieron el 1,2% en 2011, frente al 3% en 2007 y el 2,1% en 2010",
señala el informe, que constata cómo este "impacto no ha sido uniforme",
ya que existen grandes diferencias entre países.
"Mientras que los salarios experimentaron una doble caída en
las economías desarrolladas, donde se vaticina un crecimiento cero para
2012, los mismos se mantuvieron positivos durante toda la crisis en
América Latina y el Caribe, África y aún más en Asia", añade la OIT.
De este modo, el informe señala que, mientras un trabajador
del sector industrial en Filipinas gana 1,08 euros por hora, en Brasil
llega a algo menos de 4,24 euros, 10,05 en Grecia, 17,94 euros en
Estados Unidos y 27 euros en Dinamarca. En el caso de España, este
salario se situaba en 11,2 euros por hora.
El director general de la OIT, Guy Ryder, también incidió
durante la presentación del informe en la falta de financiación de las
empresas y las familias. Ryder negó que el problema de la crisis resida
en "una falta de dinero", sino en el hecho de que sea "la gente la que
no tenga dinero en sus bolsillos". "El dinero está por allí y una de las
áreas donde más se encuentra es en las cuentas de las corporaciones.
Las compañías están sentadas en grandes cantidades de dinero, pero no lo
están invirtiendo y una razón principal es la falta de confianza en el
futuro de la economía global", explicó
Ante esta circunstancia, dijo que es la responsabilidad de los
dirigentes políticos "recrear las condiciones de confianza" de que la
economía volverá a crecer y que las inversiones que se realicen serán
rentables. "El segundo lugar donde hay dinero -continuó- es en algunas
áreas del sector financiero, que tienen mucha liquidez, pero no quieren
dar crédito a las pequeñas y medianas empresas que estarían dispuestas a
invertir si ven una oportunidad de negocio".
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