Una fuga que ha concluido en un hotel de Sevilla. El empresario gallego José Carlos Bergantiños Díaz, sobre el que pesaba una orden de detención internacional emitida por Estados Unidos por su presunta implicación en un fraude millonario de obras de arte, fue detenido tras ser localizado en un establecimiento hotelero de la capital hispalense. El arresto de este experto en arte y filántropo se produce meses después de que la que fue su pareja sentimental, la mexicana Glafira Rosales, se declarase culpable ante un juez federal de esta estafa: la mujer reconoció en Nueva York haber vendido durante casi 15 años decenas de pinturas falsas de arte moderno a dos prestigiosas galerías neoyorquinas, generando un fraude que ascendió a 80 millones de dólares. La justicia estadounidense busca a Bergantiños por su presunta complicidad en esta trama.
La detención se produjo el viernes, cuando este empresario de en torno a 60 años y natural de Guitiriz (Lugo) estaba en el hotel NH Viapol de Sevilla, establecimiento de 4 estrellas próximo a la zona histórica. La Policía Nacional acudió allí después de que el prófugo se registrara en el hotel y saltaran las alarmas dada la orden de arresto que pesaba sobre él. Aunque tuvo que ser atendido por los servicios sanitarios, ayer tarde permanecía en dependencias policiales a la espera de pasar a disposición del juzgado de guardia de la capital andaluza. Fuentes policiales señalaron que, cumplido este trámite, lo preceptivo será el traslado del detenido al juzgado central competente en Madrid para dar inicio a los trámites de extradición.
Bergantiños Díaz residió varias décadas en Nueva York y en República Dominicana, donde desarrolló una carrera relacionada con el arte, durante la que fue director de la revista "Art Notes" y de la galería Kalo-Jon de Nueva York. Con grandes dotes para relacionarse entre lo más selecto del mundo del arte, se especializó en Andy Warhol, presumiendo de haberlo conocido, aunque no se sabe si realmente llegó a existir tal contacto entre el empresario con el artista del pop art. Este gallego, eso sí, llevó por primera vez a China el retrato que Warhol realizó a Mao Tse Tung en 1972. Ocurrió en 2006. "He querido ser el pionero", afirmaba Bergantiños entonces a los periodistas.
Vuelco
Pero la figura de este hombre, al que definen como embaucador, listo, de gran vida social y relacionado con actos filantrópicos, dio un vuelco por su presunta implicación en el fraude. Su pareja, la marchante mexicana Glafira Rosales, ya fue juzgada en 2013 en Nueva York por 7 cargos de fraude, delito fiscal y blanqueo. La mujer se declaró culpable de haber atribuido decenas de obras a artistas como Mark Rothko, Jackson Pollock and Robert Motherwell, cuando en realidad las pinturas fueron creadas en un garaje por un inmigrante chino de 73 años de Queens.
Los investigadores sostienen que la mujer vendió al menos 40 imitaciones mediante la lujosa casa de artes "Knoedler & Company", que cerró tras 165 años de servicio. Otras 23 copias fueron vendidas por medio de otro distribuidor, Julian Weissman. Las autoridades estiman que Rosales acumuló ganancias de unos 33,2 millones de dólares, al mismo tiempo que las galerías recaudaron 47 millones.
¿El papel de Bergantiños? Estaría identificado como cómplice al ser identificado, según The New York Times, como el que descubrió al falsificador chino que podría imitar a los grandes artistas. El diario apuntó a que se sospecha que gran parte de los beneficios de la venta de las falsificaciones se habrían canalizado a través de una cuenta bancaria en España controlada por un familiar de este gallego. Con Glafira, el detenido tuvo una hija que se convirtió en una virtuosa del violín y con la que la pareja viajó a Galicia. (FUENTE: FARO DE VIGO).
No hay comentarios:
Publicar un comentario