miércoles, 23 de abril de 2014

Una copa, 742 años de cárcel.

La copa más cara del mundo es, seguramente, la que se tomó el miembro de ETA Arkaitz Goikoetxea Basabe el 15 de octubre de 2002 en un bar de Getxo. Entonces todavía no se había integrado en la banda terrorista, pero sí participaba en actividades de kale borroka. Los restos de ADN obtenidos de aquella copa han servido para condenar a Goikoetxea en cuatro ocasiones a penas que suman 742 años de cárcel. Es el miembro de ETA que acumula más condenas por el ADN.

Goikoetxea (Barakaldo, 1980) estaba en el radar de la Ertzaintza y de la Policía Nacional desde 1998 por su implicación en actividades de violencia callejera. Había sido detenido, pero no había sido condenado. Dentro de una de esas investigaciones, el 15 de octubre de 2002, el agente de la Ertzaintza con número de identificación 50.177 estaba realizando un seguimiento a Goikoetxea. El policía le vio tomar una copa en un bar de Getxo. Cuando terminó la consumición, Goikoetxea se marchó del establecimiento. El agente aprovechó para recoger la copa antes de que la tocara ninguna otra persona y la entregó a los expertos del laboratorio de la Ertzaintza.

La Policía vasca, desde los años noventa, con Juan María Atutxa como consejero de Interior, estaba elaborando una potente base de datos de ADN obteniendo muestras de sospechosos por procedimientos similares: una colilla tirada en la calle después de fumar un cigarrillo, el botellín de una cerveza consumida, un escupitajo, incluso. Cualquier cosa servía para obtener muestras de sospechosos conocidos para sacar el perfil genético. Una vez en el banco de datos, se trataba de cotejarlo con las evidencias obtenidas en lugares donde había habido actos de violencia callejera. Gracias a esta base de datos, la Ertzaintza inculpó a decenas de implicados.

En el caso de Arkaitz Goikoetxea, la copa guardada del bar de Getxo permitió lograr su ADN y cruzarlo con los perfiles anónimos que la Ertzaintza tenía en sus archivos. Así se descubrió que había coincidencia con el ADN hallado en una capucha de color gris que había sido abandonada el 14 de agosto de 2000 tras la colocación de un artefacto explosivo en la casa de un concejal del PP en Getxo. También coincidía con el ADN hallado en otra capucha, esta vez de color azul, que fue localizada tras un atentado con 'cócteles molotov' perpetrado contra una patrulla de la Ertzaintza en Portugalete el 5 de agosto de 2001. La implicación en ese ataque le costó la primera condena basada en la coincidencia del perfil genético: 22 años de cárcel que le impuso la Audiencia Nacional en febrero de 2009.

Arkaitz Goikoetxea dejó la violencia callejera y se incorporó a ETA, cuya dirección lo envió a Bizkaia en 2007. El rastro de su ADN volvió a aparecer tras el atentado con coche bomba cometido el 24 de agosto de 2007 contra la casa cuartel de Durango. Los autores del atentado se dieron a la fuga en un Seat Ibiza que habían robado en Portugal. Con ese coche llegaron hasta un aparcamiento de Amorebieta donde lo abandonaron con un artefacto incendiario en su interior para provocar la destrucción del vehículo. La bomba estalló y generó un incendio que calcinó el coche, pero la explosión lanzó a unos metros el reposacabezas de un asiento que fue recogido por la Ertzaintza.

Los expertos de la Policía vasca encontraron rastros biológicos en el reposacabezas del que extrajeron el ADN de dos personas, una de las cuales era, otra vez, Arkaitz Goikoetxea. Gracias a ello, la Audiencia Nacional, en 2012, le impuso 72 años de cárcel en una sentencia en la que se estableció la plena legalidad del procedimiento empleado para recoger la copa del bar de Getxo y para la obtención del ADN.

«La recogida de muestras y restos biológicos se verificó conforme a derecho por un funcionario en el ejercicio de sus funciones, y tratándose de muestras abandonadas por su dueño, sujeto a una investigación policial y en el seno de ella, concurriendo así los requisitos jurisprudencialmente exigidos por el TS para la validez como prueba de las mismas», establece la sentencia.

La tercera condena de Goikoetxea basada en el ADN es la correspondiente al atentado con coche bomba contra la casa cuartel de Legutiano cometido el 11 de mayo de 2008. Los autores, al igual que habían hecho en Durango, estacionaron el coche bomba delante del cuartel preparado para estallar en cuestión de minutos y huyeron en un Peugeot 306 con el que llegaron al Alto de Urkiola, donde lo abandonaron con una bomba programada para ecplotar a las seis de la madrugada. El artefacto provocó un pequeño incendio que fue sofocado a tiempo por la Ertzaintza, lo que permitió recuperar el vehículo en cuyo interior encontraron un trozo de algodón que estaba debajo de la alfombrilla del asiendo del acompañante. En ese algodón los técnicos volvieron a identificar el ADN de Arkaitz Goikoetxea, que fue condenado a 515 años de cárcel.

La cuarta condena, de 133 años de cárcel, es la más reciente y corresponde al atentado contra la casa cuartel de Calahorra cometido el 21 de marzo de 2007. Los miembros de ETA utilizaron un coche que habían robado a mano armada unas horas antes en Álava. Obligaron a una pareja que ocupaba el vehículo a entregárselo y les taparon los ojos colocándoles una especie de bufanda en la cabeza. En la bufanda la Ertzaintza encontró rastros biológicos que permitieron hacer las pruebas de ADN e identificar una vez más a Arkaitz Goikoetxea.

«La pericial de genética forense pone de manifiesto que todos los alelos del perfil genético del acusado estaban presentes en la muestra hallada en la cuerda de cierre de la mencionada bufanda», indica la sentencia que le impone condena por el atentado de Calahorra. La copa del bar de Getxo volvió a condenarle. (FUENTE: EL CORREO).

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