miércoles, 2 de abril de 2014

Cómo podemos detectar a tiempo una enfermedad mental.

Las enfermedades mentales graves como la esquizofrenia o el trastorno bipolar rara vez aparecen de la nada. Cuando comienzan en la adolescencia, en muchos casos son los profesores o los compañeros de clase los que primero detectan que algo no va bien. Los episodios psicóticos pueden desarrollarse muy gradualmente y pueden permanecer sin diagnosticar durante largos periodos de tiempo. Según explican los expertos de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, según sus siglas en inglés) en la web de la institución (www.psychiatry.org) en la mayoría de los casos, los círculos más cercanos como la familia, los amigos o los profesores e incluso la misma persona en esta situación reconocen que algo no está bien. De esta forma se identifican pensamientos, sentimientos o conductas indicativas antes de que una de estas enfermedades aparezca en su forma completa.

Conocer los síntomas o los signos iniciales de alarma puede conducir a una intervención que podría ayudar a reducir la gravedad de la enfermedad e incluso retrasar su aparición y desarrollo. En este sentido, la APA señala que si se están produciendo varios de los siguientes signos y síntomas podría estar en desarrollo una enfermedad grave:

* Aislamiento social reciente o pérdida de interés en los otros.
* Una inusual disminución del trabajo que se hace en el día a día, en especial en la escuela o el trabajo, como abandonar el deporte, dejar de acudir a la escuela o dificultad en la realización de tareas familiares.
* Problemas con la concentración, memoria o pensamiento y lenguaje lógicos que son difíciles de explicar.
* Aumento de la sensibilidad en el sentido de la vista, audición, olor o tacto y evitación de las situaciones en las que existen muchos estímulos.
* Pérdida de iniciativa o deseo de participar en alguna actividad. Apatía.
* Una vaga sensación de estar desconectado de uno mismo o de lo que nos rodea. Una sensación de irrealidad.
* Creencias inusuales y exageradas sobre los poderes personales para comprender el significado o la influencia de acontecimientos. Pensamiento ilógico o ‘mágico’ típico de la infancia en un adulto.
* Miedo o sospecha de los otros o una sensación fuerte de nervios.
* Comportamiento peculiar impropio.
* Sueño exagerado y cambios en el apetito o deterioro en la higiene personal.
* Cambios rápidos o exagerados en los sentimientos o labilidad emocional.

Los expertos de la APA señalan que uno o dos de estos síntomas no pueden predecir una enfermedad mental pero si una persona experimenta varios de ellos juntos que le ocasionan problemas graves en su capacidad para estudiar, trabajar o relacionarse con los otros debe acudir a un profesional de la salud mental.

Diagnóstico y supervisión.

Los especialistas coinciden en que la persona afectada debería al menos buscar una evaluación diagnóstica realizada por un profesional, recibir información sobre la enfermedad mental y los signos y síntomas a tener en cuenta, recibir consejo y apoyo sobre las actividades diarias y los sistemas para controlar el estrés y mantenerse bajo observación en relación a trastornos que pudieran requerir unos cuidados más avanzados.

Los familiares son compañeros valiosos y deben estar implicados en el tratamiento siempre que sea posible, añaden los especialistas del APA. La educación sobre la enfermedad mental y lo que sucede en el cerebro puede ayudar a los individuos y a sus familias a entender la significación de los síntomas, cómo la enfermedad podría desarrollarse y qué se puede hacer para ayudar, concluyen. Por último, como ejemplo acentúan la importancia de que las familias conozcan el perjudicial papel del estrés como acelerador de los síntomas y los medios para reducirlo. (FUENTE: REPÚBLICA.COM)

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