martes, 14 de enero de 2014

Argentina necesita dólares.

Desde su puesta en vigencia, el Gobierno nacional prorrogó por segunda vez el blanqueo de capitales hasta el 31 de marzo próximo. Lo hizo con el objetivo de capturar dólares, aun los de dudosa procedencia, lo que muestra la necesidad de divisas que tiene el país para afrontar sus compromisos.
Hasta ahora, los resultados que había preanunciado Guillermo Moreno no se han cumplido. La exigua recaudación de 570,6 millones de dólares está muy lejos de cifras que se estimaron al menos por cuatro o seis veces más.
Mientras tanto, el drenaje de divisas no se detuvo y durante 2013 el Banco Central perdió reservas por más de 12 mil millones de dólares, con un balance final en el tesoro de sólo 30.586 millones. Si se las compara con las existentes que se declararon a principios de 2011, meses antes de que la presidenta Cristina Fernández lograra la reelección, la caída supone una pérdida de más de 22 mil millones de dólares en sólo tres años.
¿Cuál es la razón para que la Argentina soportase semejante pérdida de capital pese a que, en forma paralela, se proclamaba una década ganada en cuanto a indicadores económicos?
En primer término, la verdad no es otra que la pérdida de confianza de los argentinos en el valor de la moneda por la existencia de una inflación que cuadruplica las cifras oficiales y en la propia gestión del kirchnerismo.
En segundo lugar, las reservas que no se fueron para atesoramiento personal y turismo de los argentinos se destinaron al pago de importaciones de energía, que superaron los 12 mil millones de dólares en el año que pasó.
El Gobierno necesita dólares y en su desesperación resolvió prorrogar un blanqueo de capitales que no indaga sobre el origen de los fondos ni los penaliza por haber estado ocultos del pago de obligaciones impositivas, por lo que en la práctica se beneficia al dinero de dudosa procedencia y que burló toda norma legal.
La inclusión social de la que se ufana el kirchnerismo es burlada por operaciones financieras y comerciales que, al no haber pagado los correspondientes tributos, no aportaron a sostener al Estado y, por ende, a los más necesitados.
Especialistas alertaron también que el dinero podría proceder de los tráficos de drogas, personas y armas, sobre los cuales el Gobierno declama su más absoluto rechazo, aunque en la práctica los beneficia en forma indirecta al permitir que ese dinero sucio se blanquee en el país.
Los argentinos seguirán prefiriendo el dólar como refugio de valor si la Presidenta no asume la necesidad de poner en marcha un plan antiinflacionario, con sus costos en lo social y económico, pero que evitará que el país se encamine a una crisis. Esta será muy difícil de afrontar por más que con la nueva exteriorización de capitales ingresen algunos dólares a las arcas del Banco Central. (FUENTE: LA VOZ, ARGENTINA).

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