El tecnolecto, más conocido como argot o jerga, es el conjunto de palabras y locuciones propias del lenguaje empleado específicamente dentro de una profesión o actividad. Uno de los más conocidos (y sufridos) es el jurídico del cual paso a exponer un ejemplo.
Siempre me han llamado la atención los estrictos cumplidores de
reglamentos, la gente rígida y atada con grilletes a las ordenanzas,
absolutamente impermeable a todo lo que se salga de ellas, incluido por
supuesto el sentido común. Quién no se ha tropezado alguna vez con un
funcionario estricto que te amarga el día por una estupidez burocrática o
con un agente de tráfico radicalmente inflexible, capaz de ponerte una
multa de abrigo por aparcar en doble fila sin importarle que lo hicieras
para entrar en una casa en llamas y salvar la vida a las dos ancianas
que vivían en el ático. Es un decir.
Un buen ejemplo de este tipo de personalidad
cuadriculada y ciega a las excepciones en el árbitro de Segunda Jesús
Muñoz Mayordomo, del colegio castellano-manchego. Al hombre no le tembló
el pulso a la hora de expulsar al médico del Castilla, José Luis de la
Morena, que había saltado al campo para atender a un jugador que
requería con urgencia de sus servicios tras haber sufrir un traumatismo
craneoencefálico. Gracias a su celeridad, es probable que el futbolista
salvara la vida ya que se le tuvo que aplicar oxígeno para que
recuperara la consciencia. Al trencilla, sin embargo, todo esto le
debieron de parecer tonterías. Lo único importante, a su juicio, es que
José Luis de la Morena había saltado al campo sin pedirle permiso y,
además, por si esto no fuera delito suficiente, se dirigió al cuarto
árbitro de forma brusca exigiéndole que parase "el puto partido". Pues
bien, roja que te crió.
Me interesé en ese mismo instante por Jesús Muñoz Mayordomo. Es algo
que no puedo evitar. Ya digo que me interesan mucho este tipo de
personalidades y las analizo con voluntad de entomólogo. Hice las breves
pesquisas pertinentes y mis temores se confirmaron. Muñoz Mayordomo es
una gran promesa del arbitraje español, uno de los grandes favoritos del
Comité Técnico de Árbitros que preside Victoriano Sánchez Arminio. De
hecho, un año después de haber ascendido a Segunda tras conseguir la
pasada temporada el mejor coeficiente y demostrar una gran condición
física, ya está en la rampa de lanzamiento para el salto a Primera. Los
que le conocen bien aseguran que es un árbitro de gatillo fácil -su
promedio de tarjetas es de 6,25- y que por culpa de esta pulsión
sancionadora a veces convierte partidos de guante blanco en duelos en el
OK Corral. Este tipo de cosas, sin embargo, son intrascendentes para el
máximo organismo arbitral.
Revuelo mediático
Como no podía ser de otra manera, la expulsión del médico del
Castilla provocó un considerable revuelo mediático. Hubo mucha
indignación y todo el mundo dio por descontado que el Comité de
Competición disculparía al médico. Así fue. El pasado miércoles dejó sin
efecto la tarjeta roja y lo hizo con los siguientes fundamentos
jurídicos que paso a transcribir.
Aún cuando objetivamente los hechos que se reflejan en el acta
arbitral pudieran ser tipificables como una acción constitutiva de una
infracción deportiva, aquellos deben contextualizarse dentro de las
especiales circunstancias que concurren en el instante en el que se
producen. En este sentido, debe tenerse en cuenta que el jugador Don
Diego Javier Llorente Ríos sufrió un fuerte golpe, tras el que queda
conmocionado y afectado por un traumatismo craneoencefálico, que ha
quedado exhaustivamente constatado por el Informe Médico emitido por el
Hospital Universitari de Girona, aportado por el Real Madrid, C.F. junto
con su escrito de alegaciones.
Y añade: En buena lógica, cabe inferir que el Médico del equipo se percató de la aparente gravedad de la lesión y, movido por su comprensible intención de atender urgentemente a su jugador, haga primar su lex artis como galeno y, en un momento determinado, cometa la controvertida acción en cuestión que, dada su indudable antideportividad, el Colegiado recoge en el acta arbitral.
Y añade: En buena lógica, cabe inferir que el Médico del equipo se percató de la aparente gravedad de la lesión y, movido por su comprensible intención de atender urgentemente a su jugador, haga primar su lex artis como galeno y, en un momento determinado, cometa la controvertida acción en cuestión que, dada su indudable antideportividad, el Colegiado recoge en el acta arbitral.
El acta del Comité de Competición concluye con una larga mención al
artículo 7.1 del Código Disciplinario de la RFEF, que establece que en
la determinación de la responsabilidad derivada de las infracciones
deportivas, los órganos disciplinarios federativos deberán atenerse a
los principios informadores del derecho sancionador, entre los que, por
extensión, cabe aplicar en este caso y con carácter excepcional el
estado de necesidad como circunstancia para eximir de consecuencias
disciplinarias los hechos en cuestión. Aún cuando el buen orden
deportivo y el respeto a la autoridad arbitral son bienes jurídicos de
indudable valor y especial protección en el ordenamiento disciplinario
deportivo, no puede pasarse por alto otros bienes jurídicos como la
salud y la integridad física del jugador (que alcanza incluso el rango
de Derecho Fundamental en el artículo 15 de la Constitución Española),
cuya necesidad de inmediata y necesaria atención por parte del Médico
del equipo, para valorar su alcance y actuar urgentemente, provoca con
toda probabilidad la tensa situación y consiguiente reacción de Don
Julio de la Morena Garzón que ha dado lugar a las presentes
actuaciones.
Prosa jurídica
Impresionante, no me digan. Reconozco mi fascinación por la prosa
jurídica, que es como comerse un polvorón y decir Zaragoza, incluida su
particular sintaxis. ¡Qué bonito eso de que De la Morena hizo primar "su
lex artis como galeno"! ¡Y que grandes esas mayúsculas, modélicamente
arbitrarias, en sustantivos como Médico o Colegiado y en adjetivos como
Fundamental! Lo más impresionante de todo, en cualquier caso, es el
nivel de la argumentación, la monumental concatenación de obviedades, el
infantilismo subyacente, puede que inevitable teniendo en cuenta la
estupidez que se juzgaba. Recordemos algunos pasajes inolvidables. 1.
"Los hechos (...) deben contextualizarse dentro de las especiales
circunstancias que concurren en el instante en el que se producen". 2.
"En buena lógica, cabe inferir que el Médico del equipo se percató de la
aparente gravedad de la lesión y, movido por su comprensible intención
de atender urgentemente a su jugador..." 3. "Aún cuando el buen orden
deportivo y el respeto a la autoridad arbitral son bienes jurídicos de
indudable valor y especial protección en el ordenamiento disciplinario
deportivo, no puede pasarse por alto otros bienes jurídicos como la
salud y la integridad física del jugador". 4. La "necesidad de inmediata
y necesaria atención por parte del Médico del equipo, para valorar su
alcance y actuar urgentemente, provoca con toda probabilidad la tensa
situación...".
Sí. Efectivamente. Es bueno que los hechos se contextualicen, más que
nada para no caer en el ridículo. Y, efectivamente, cabe inferir que el
médico se percató de la gravedad de la situación y que por ello se
decidió a actuar a toda prisa, sin perder el tiempo solicitando los
permisos pertinentes. Y también cabe inferir que en un partido no puede
pasarse por alto algo tan fundamental como la salud y la integridad
física de las personas. ¿Es que alguien tiene alguna duda? Alguien que
no sea idiota, quiero decir. Pues sí, la tuvo Jesús Muñoz Mayordomo,
sólida promesa de un estilo de arbitraje picajoso y reglamentista que
ojalá desapareciese del fútbol español, aunque no lo creo. Al contrario.
Me temo que llegará lejos. Además, ahora que lo pienso, me había
olvidado de una cuestión tan importante en nuestro arbitraje como la
sonoridad onomástica. ¡Y qué bien suena Muñoz Mayordomo! Tan bien como
Mayoral Cedenilla, Soriano Aladrén, Ausocua Sanz, Acebal Pezón, Riera
Morro... Esos grandes clásicos. No olviden este nombre. Muñoz Mayordomo.
Yo ya le veo a los lejos, viniendo hacia aquí. ¡Y se está llevando la
mano al bolsillo de las tarjetas!. (FUENTE: artículo de opinión de Jon Agiriano, periodista de EL CORREO).
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