Teclee en Google la palabra muerte y
luego busque felicidad. ¿Quién gana? Pues la dama de la guadaña. Con
tumbas inquietantes, lápidas amenazadoras o epitafios desternillantes,
algunos cementerios resultan fascinantes y son museos al aire libre que
muchos recomiendan visitar. "La pandemia de los cementerioadictos se
extiende y cada vez hay más personas que salen del armario y confiesan
que les gusta pasear por los cementerios", revela Marta Sanmamed, autora
de Aquí yace o no (Editorial Oberon). Una extraña y
divertida sucesión de historias y anécdotas funerarias y un
recopilatorio de cementerios únicos. "El libro pretende dar luz al tema
de la muerte y poner en valor el arte funerario", afirma la fundadora de
pervive.com, una web dedicada a dinamizar los cementerios.
Y es que Euskadi es pionera en cultura funeraria. "El País
Vasco tiene unos cementerios cuidadísimos, el de Vista Alegre, en Derio,
es espléndido, y el de Polloe merece, sin ninguna duda, también una
visita. En arte funerario vais por delante. De hecho, Bilbao es sede de
la red europea de cementerios, y ha organizado jornadas sobre la cultura
de la muerte interesantísimas", señala. "Quizá llegue el día en que,
como en otros países, consideremos los cementerios como un jardín, un
lugar para meditar, leer o como auténticos museos al aire libre",
señala.
En este retrato de cementerios únicos, y en un top ten
de ciudades de los muertos, Sanmamed subraya el citado cementerio de
Vista Alegre de Bilbao. "Monjuïc y Derio cuentan con las mayores
exposiciones de escultura al aire libre. Además Derio está muy bien
organizado y es un cementerio amable, con audioguías. Me parece una
necrópolis para tomar ejemplo", afirma esta promotora del necroturismo o
turismo de cementerios, una actividad que tiene una gran tradición en
Europa y que en España inicia su andadura.
Dentro de Derio, Sanmamed considera imprescindible acercarse
al monumento dedicado a la tragedia del Teatro Circo del Ensanche en el
que murieron 44 personas, en su mayoría niños, tras una estampida
provocada por una falsa alarma de incendio. Una obra de 1916 firmada por
Ricardo Bastida.
calaveras gigantes
Además de esta necrópolis, o de la de Polloe, en Donostia, "un
camposanto bellísimo cuya visita es también muy recomendable", la autora
describe lugares insólitos como el Campo de los Desvelados de Lizarra
(Nafarroa) llenos de calaveras que superan los seis metros de altura.
"El Campo de los Desvelados es una instalación que hizo Luis García
Vidal, el único pintor español que estuvo en la plaza de Montmartre. Se
enamoró de una estellesa y fue a vivir a Lizarra. En esa finca están
esas calaveras inmensas y maravillosas. Trabajó una media de siete meses
en cada una y están hechas con una especie de malla que contiene
piedras, palos y elementos naturales y son sorprendentes", añade.
No en vano, Sanmamed destaca que la visita turística a los
cementerios se está convirtiendo en una tendencia en auge. "¿Llegará el
día, -se pregunta la autora- en el que los de Google Maps metan sus
coches dentro de los cementerios y mapeen cada patio?" El de
Poblenou, en Barcelona, siendo el más antiguo de España, lleva varios
años ofreciendo visitas guiadas en varios idiomas y es conocido por sus
rutas nocturnas ambientadas con velas y con notas de música o poesía.
Pero lo más novedoso es que ha sido el primero en implantar códigos QR,
(códigos de barras de respuesta rápida) que se pueden leer con un
smartphone para facilitar la visita libre a las personas interesadas.
"En Barcelona llevan más de diez años haciendo estas visitas y
nadie se ofende. Porque hay que tener un espíritu especial para alejar
los prejuicios y los tabús y abrir las mentes para disfrutar de este
arte funerario. Un cementerio es un jardín grande y a nadie se le ocurre
perturbar a una familia en un funeral. Al revés, los familiares se
suelen sentir arropados", afirma.
La publicación Aquí yace o no resalta la muerte súbita
de algunos cementerios y cómo desde que se acuerda su cierre hasta que
desaparecen, la decrepitud de las tumbas desmembradas resulta un
espectáculo bochornoso. "Sin embargo no ocurre eso en el antiguo
cementerio de Begoña (cuyo último enterramiento se efectuó en 2006) y
que, aunque se encuentra en proceso de cierre, está en un estado
bastante razonable. Lo que espero es que algunas piezas, de gran valor,
se desmonten poco a poco y se preserven en el camposanto actual", aclara
Sanmamed.
Epitafios y esquelas Pero
Sanmamed también hace un recorrido pintoresco por algunos de los
epitafios más singulares y algunas de las esquelas más estrambóticas.
Algunas tan chisposas como una en la que los compañeros de trabajo se
despiden de su jefe. "Manolo, no nos esperes levantado, ya iremos
llegando... tú, a tu aire". Se publicó en un diario de Sevilla, pero no
se quedó en el papel, sino que gracias a internet, ha multiplicado su
alcance. Otro caso similar es el de un joven deportista vasco que tenía
un carácter tan extrovertido y comunicativo que mereció que sus más
allegados le quisieran recordar como a él le habría gustado, redactando
su esquela como si la hubiera escrito él mismo. "Yo, Mikel Marroquín, os
invito hoy a mi última fiestuki en la Iglesia de San Marcial...
Abstenerse gente triste", decía.
Estos documentos encierran tanta historia que dan para un
tratado sociológico. Como las esquelas misteriosas que cada 21 de marzo
publica El País y cuyo texto solo pueden entender la difunta
Elenita y la persona que se la dedica. Corre el rumor de que se trata de
textos encriptados de alguna organización secreta, mientras otros
mantienen que son avisos cifrados de índole política. (FUENTE: DEIA).
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