lunes, 8 de octubre de 2012

Confiesa que pretendía sembrar de explosivos la Universidad de Baleares.

El juez Enrique Morell ha decretado el ingreso en prisión, sin fianza, de Juan Manuel Morales Sierra, de 21 años, acusado de los delitos de tenencia de explosivos y tentativa de estragos. Los tipos máximos de esos delitos superan los 20 años de cárcel. Morales Sierra ha declarado ante el juez que iba a actuar el 20 de abril, aniversario de la matanza de Columbine de 1999.
El detenido llegó a los juzgados, esposado, con la cara alta y una sonrisa contenida, mientras varias personas le insultaban. En el interrogatorio de cuarenta minutos ante el juez y el fiscal, ha hablado con profusión, ha asumido los cargos contra él y se ha mostrado colaborador con la justicia, según su abogada.
Morales fue arrestado el pasado miércoles en la puerta de su casa en Palma de Mallorca cuando se disponía a recoger parte de los 140 kilos de sustancias químicas que había comprado por Internet, con la intención de fabricar explosivos. Había planeado hacer estallar artefactos cilíndricos en el campus de la Universidad de las Islas Baleares UIB en Mallorca y provocar una matanza el próximo 20 de abril, coincidiendo con el aniversario de la masacre de Columbine (Colorado, Estados Unidos), en 1999, en la que fallecieron 12 estudiantes y un profesor de un instituto.
El juez Morell conocía los entresijos del caso porque a lo largo de cinco meses supervisó la investigación de la policía, que vigiló los movimientos del sospechoso e interceptó sus comunicaciones telefónicas y en la red. Así se detectó su adquisición de componentes para fabricar bombas. Un periodista venezolano advirtió desde Japón a la policía local de Palma de la pulsión violenta que el joven mostraba en la red.
Morales calificó de “ídolos” a los autores de la matanza de Columbine. La policía llamó a la operación Columbainero por la “total admiración” del implicado por aquel crimen. En el dietario manuscrito intervenido en su casa, plasmó su supuesto plan criminal, que pretendía culminar con su suicidio.
Exestudiante de informática y tecnología en Formación Profesional, aficionado a la guitarra, presente en distintos clubes de amigos en la red y asiduo en foros digitales de ultraderecha, gastó unos 1.000 euros, de los 7.000 que ganó en juegos de póker online, en la compra de las sustancias químicas para fabricar explosivos. Adquirió los elementos a una fábrica a la que dijo, por teléfono, que realizaba un proyecto para la universidad. Durante una semana fue un lector atento de Mein Kampf, de Adolf Hitler, en la biblioteca de Palma, donde en siete años nadie había solicitado tener acceso a esa obra nazi. (Fuente: El País).

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