Por sus manos han pasado los informes de las tres exhumaciones
realizadas en Euskadi —dos en Gipuzkoa y una en Bizkaia— que dieron como
resultado tres féretros vacíos. El director del Instituto Vasco de
Medicina Legal, Carlos Cubero, asegura que los casos de bebés robados y
las adopciones ilegales han seguido un mismo patrón. “Va a ser muy duro,
pero es necesario que salga la verdad, aunque para ello hace falta
voluntad”, subraya.
Pregunta. ¿Qué dicen los informes de las exhumaciones?
Respuesta. En los tres casos, el de Derio en el que
el supuesto bebé se enterró en 1992, el de Itsasondo, datado en 1977, y
el de Polloe, en el 74, no había restos óseos. Esto significa desde un
punto de vista científico que allí no se introdujo ningún recién nacido
muerto. Si lo hubiera habido, el cadáver por la descomposición hubiera
acabado en restos. A los cinco años, normalmente, ya no hay tejido
blando y solo queda tejido óseo que permanece para siempre en el tiempo.
P. ¿Podría haber alguna otra explicación que justifique las cajas vacías? ¿Movimientos de tierra o traslados en los panteones?
R. No. Se sacó un féretro con el deterioro natural
del tiempo por las condiciones ambientales y se ve que aquello no ha
sido manipulado. Insisto, si en verdad se hubiera metido un recién
nacido muerto o un feto a término que fallece tras nacer, hubiera habido
restos óseos.
P. ¿Qué protocolo están siguiendo los forenses vascos?
R. Entre abril y mayo de 2011, la consejera de
Justicia, Idoia Mendia, nos adelantó que seguramente tendríamos que
intervenir y nos planteó si estábamos preparados. La preocupación era
por si había suficientes recursos y personal para ello. La respuesta fue
que sí. Hay personal, medios materiales y conocimientos técnicos y
científicos. A finales de junio se nos remitió un protocolo de actuación
desde el Departamento de Justicia para la colaboración en los casos que
sea necesaria la identificación a través de métodos científicos de
investigación del ADN y la asistencia del Instituto Vasco de Medicina
Legal. Se trata de aplicar un protocolo conjunto para que haya una
homogeneización y una buena articulación a nivel estatal.
P. ¿Se puede caer en el error de agrupar todos los casos?
R. Hay que matizar y diferenciar unos de otros. No
sé si hubo una trama, aunque todo induce a que sí. No puedo asegurarlo
porque hay que investigar. El resultado nos dirá si ha habido una trama,
quiénes han intervenido y la localización de esas personas que algunas
han podido fallecer. Pero sí creo que las sustracciones de bebés y las
adopciones ilegales han seguido un mismo patrón. No parece que se haya
actuado de forma individual.
P. Hace cuatro o cinco décadas no existían los
códigos deontológicos en las clínicas y hospitales que conocemos hoy.
¿Era fácil actuar de forma irregular?
R. Ahora las cosas se hacen con más rigor y hay más
sistemas de control. Además, la propia sociedad es más exigente y no
vive en la credulidad y en la ignorancia, dicho con respeto. En una
situación tan extrema como una mujer que está dando a luz, ésta es más
vulnerable. Está claro que sabían a quiénes manipular. Ahora exigimos
más. Aunque sea un momento triste pedimos documentación, ver al recién
nacido muerto y llevárnoslo para inhumar. Antes no se hacían las cosas
así pero evidentemente se tenía que hacer como estaba establecido por el
reglamento del Registro Civil. Es verdad que ahora sería impensable por
los controles que hay en las instituciones y en la sociedad. Lo que es
sorprendente es que haya podido ocurrir en los años 80 y 90 cuando ya
existía de alguna forma ese control.
P. ¿Falta tanta documentación como se cree?
R. Todos los casos no pueden salir a la luz porque
no va haber documentación suficiente para abrir las investigaciones.
Esto va a generar mucha frustración porque hay muchas familias que están
reviviendo las dudas que tuvieron en su día y no se pueden crear falsas
expectativas. En aquella época estaba todo en papel y este aparece y
desaparece, se traslada de sitio. Pero confío en que haya más
documentación de la que la sociedad piensa que hay. Creo que así es, hay
más de la que todos pensamos. Lo único que sí tiene que haber es
sensibilización. Si estás sensibilizado intervienes con más celo. Lo que
me preocuparía es que haya sectores que no quieran llegar a saber la
verdad. Pero si todos a una estamos sensibilizados y ponemos nuestros
conocimientos, herramientas y nos coordinamos, se puede hacer mucho más
de lo que la sociedad piensa. En muchos casos no se podrá llegar a la
verdad, pero en otros sí. Lo que tiene que haber es voluntad.
P. ¿La Comisión interdepartamental creada entre Sanidad, Justicia e Interior es un paso importante en la coordinación?
R. Sí. Es necesario que cada uno sepa qué
actuaciones tiene que llevar a cabo pero que haya una interrelación.
Esto va a permitir agilizarlo todo. La investigación siempre va a ir
canalizada por el juez y el fiscal, pero no excluye para que haya unos
canales de comunicación entre los operadores activos que ayude a tener
más comunicación.
P. ¿Qué opinión tiene de la supuesta trama de robos de bebés?
R. Como patólogo forense y como persona, creo que
hay que humanizar los casos con respeto hacia las familias, sin
entorpecer las investigaciones, pero dando la justa información para
sensibilizar a la sociedad con unos hechos tan brutales que cuesta creer
que hayan ocurrido. Prefiero ser reservado, pero quiero que se llegue a
saber toda la verdad y cuando eso ocurra probablemente nos llevemos
muchas sorpresas sobre médicos, puede que religiosos y funcionarios.
Saldrán nombres y pienso que nos vamos a llevar sorpresas con personas
muy reconocidas a quienes se les podría imputar. También me hace pensar
lo duro que va a ser cuando se llegue a saber dónde están esos niños,
esas personas que no saben que fueron robados y que piensan que sus
padres son los biológicos. Eso es durísimo. (FUENTE: EL PAÍS).
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