Las nuevas tecnologías se han convertido en una
herramienta habitual entre los menores para propagar comportamientos
agresivos y repetidos hacia víctimas que no pueden defenderse, una forma
de violencia conocida como ciberbullying.
Un estudio realizado por
expertos de la Universidad de Deusto revela que el 30% de los escolares
vascos de entre 12 y 17 años ha sido víctima de algún episodio de
'ciberagresiones' y el 44% ha acosado alguna vez a un compañero a través
de la red. La mayor parte de estas situaciones se produce entre los
adolescentes de segundo y tercer curso de la ESO, a los 13, 14 o 15
años. Una de las formas más habituales de esta actitud consiste en
enviar mensajes con insultos y amenazas, o grabar escenas humillantes y
colgarlas en Internet, aunque la moda de usurpar la identidad de una
persona para perjudicarle ha irrumpido con fuerza entre los menores.
La investigación se llevó a cabo con cerca de 1.500
alumnos de colegios vascos, de entre 12 y 17 años. La media de edad era
de poco más de 14 años. Una veintena de especialistas de la Universidad
de Deusto se desplazaron a los centros de enseñanza para que los
estudiantes completaran una serie de cuestionarios. «En algunos centros
comprobamos que cuando los escolares participaban en el trabajo se
alborotaban con las preguntas. Los profesores nos contaron que habían
tenido recientemente casos de ciberbullying y que estaban muy
sensibilizados con el tema», comenta una de las responsables del
proyecto, la profesora de Psicología Esther Calvete.
Estas actitudes violentas entre menores se llevan a cabo a
través de correo electrónico, chats en Internet y redes sociales
'on-line' como Tuenti, Facebook o blogs personales. El informe concluye
que hay más chicas entre las víctimas -un 38% frente a un 26%- y más
chicos entre los agresores (47% frente a 43%). La conducta más frecuente
de las consideradas como 'ciberbullying' -el 20% de los encuestados-
es que el acosador denigre a un compañero mediante la propagación de
rumores falsos, bromas o comentarios crueles para ponerle en ridículo o
con la intención de dañar su reputación o las relaciones con sus amigos.
En una proporción similar se registran los mensajes con insultos y
amenazas.
Aislar a la víctima
Otra forma de maltrato psicológico que se ha registrado
siempre en las aulas, la de marginar o aislar a un niño, también se
repite mediante las nuevas tecnologías: un 20% de los estudiantes
entrevistados relató que había apartado a algún compañero de modo
intencionado de un grupo 'on-line'. No es una acción banal. Los
adolescentes crean esos grupos para chatear y es su vía directa, y casi
única ya, para quedar cuando quieren salir, para compartir diversiones o
información sobre su vida o sus tareas de clase. El muchacho que se
queda fuera de esa red está condenado al aislamiento social. Los
agresores modernos lo saben bien.
Enviar amenazas e insultos por e-mail y mensajes de
teléfono móvil también forma parte de este macabro uso de las nuevas
tecnologías. Un 15% de los encuestados admite haber utilizado esas
prácticas y muchas veces de forma anónima. Las peleas 'on-line',
conocidas con la etiqueta de 'flaming', se desatan cuando el afectado se
defiende, responde a los ataques y se cruzan mensajes electrónicos con
un lenguaje hostil y vulgar.
Pero las 'ciberagresiones' que más huella emocional dejan
entre estas jóvenes víctimas suelen ser en las que hay imágenes de por
medio. Más de un 10% de los estudiantes de Secundaria ha grabado vídeos
mientras sus cómplices obligaban a otro menor a hacer algo humillante y
ridículo con el propósito de colgarlos en la red. También hay casos de
adolescentes (un 8%) que roban imágenes de contenido sexual -o provocan
esas escenas- para enviarlas al círculo de conocidos y hundir a la
víctima.
Hay una modalidad más perversa de este macabro juego:
cuando los agresores graban a una persona mientras le pegan, lo que se
conoce como 'happy slapping'. Un 10% de los encuestados admite haber
participado en este tipo de ataques físicos, que luego difunden a través
de Internet con el fin de poner en ridículo a un compañero.
Usurpar la identidad
Aunque las chicas es más habitual que sean víctimas que
acosadoras, hay un tipo de ciberacoso que ha irrumpido con fuerza y del
que se han convertido en protagonistas: el robo de la identidad
('hacking'). Por ejemplo, en cuarto de Secundaria hay un 20% de
muchachas que se ha hecho pasar por otra persona para enviar mensajes de
e-mail en su nombre con el único propósito de perjudicarle. Los varones
que practican el bullying a través de Internet son más aficionados a
grabar agresiones físicas e imágenes humillantes de otros adolescentes,
incluso de naturaleza sexual, y propagarlas por la red.
En total, un 30% de los alumnos que participaron en la
investigación había sufrido alguna acción que podía considerarse
'ciberbullying'. Las secuelas psíquicas que sufren estos menores son muy
fuertes. «Los afectados muestran un nivel mayor de depresión, una
autoestima menor y se consideran ya víctimas de maltrato», comenta
Esther Calvete. Los escolares que han padecido estos ataques a través de
la red suelen convertirse después en acosadores. «Justifican lo que
hacen. Cuando les preguntas: '¿por qué haces eso?', te responden que es
normal o que la víctima se lo merece. Llegan a verlo como algo aceptado,
habitual», explica la psicóloga de Deusto.
Grabar a los compañeros cambiándose en el vestuario para colgarlo en la red.
Los escolares que han participado en el estudio sobre el 'ciberbullying'
en Euskadi describían en los cuestionarios algunas de las situaciones
de las que han sido víctimas o que han protagonizado. Entre estas
grabaciones que luego servían para humillar a un compañero figuraban las
escenas 'robadas' en un vestuario del colegio mientras un grupo de
escolares se cambiaba. Otros vídeos recogían a adolescentes bañándose
desnudos en el río o a chavales bailando de forma ridícula, unas
imágenes que eran utilizadas para provocar las burlas del resto del
círculo de conocidos.
No hace falta que los planes sean sofisticados. Con que
un compañero difunda una fotografía de otro en la que sale mal -o que ha
sido tratada para ridicularizar su aspecto- es suficiente para causar
daño, ya que su difusión se multiplica en pocos segundos, y provoca
comentarios y bromas crueles en el grupo de chateo.
Los alumnos de Secundaria relatan también algunas
situaciones en las que los 'ciberagresores' preparan bromas pesadas para
recogerlas con la cámara del móvil. Uno de los escolares recuerda que
le cortaron la pata de una silla para que se cayera al sentarse y poder
grabarlo. Otro de los adolescentes detalló que «se hizo cantar a una
persona de forma ridícula» con el único propósito de difundir las
imágenes y reirse de él.
En el informe se hace referencia también a vídeos de
agresiones físicas. Casi un 10% de los cerca de 1.500 alumnos que
respondieron a los cuestionarios comentaron que en alguna ocasión les
habían golpeado mientras recogían la escena con una cámara. Uno de ellos
reconocía haber dado «patadas» a un compañero «mientras le filmaba». En
otra ocasión, habían recogido con un móvil la agresión a un vagabundo
en la calle.(FUENTE: EL CORREO).