En ocasiones me pregunto si el error de la justicia no está tanto en el articulado de sus leyes sino en los castigos o restituciones que propugna.
El hecho que describo, referente a la reiterada vulneración del honor de una periodista en programas televisivos, deja a las claras mi duda ya que Telecinco y la productora "La Fábrica de la Tele" tendrán que pagar dos mil euros (sí, sí... 2.000 euros) por sus insultos reiterados, mientras Pepa Jiménez, la periodista vejada, solicitaba 739.000.
En este caso concreto me parece más razonable que la justicia establezca la cuantía económica calculando una especie de lucro cesante; es decir, teniendo en cuenta el importe de la facturación obtenida por Telecinco por publicidad u otros medios durante los programas en los que insultó a Pepa Jiménez, bien en su totalidad como sanción ejemplarizante o prorrateados al tiempo empleado en tales vejaciones. Lo que no tiene sentido es penalizar con dos mil euros a una cadena de televisión ya que con ello se anima a continuar insultando. Lo dicho: "chupao" y barato.
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