Al-Jazeera, la potente cadena qatarí de TV, está
difundiendo a todo trapo el informe suizo sobre la extraña muerte de
Yaser Arafat hace nueve años aparentemente por dosis inexplicadamente
altísimas de polonio radiactivo encontrado en su cadáver y sus enseres.
La “exclusiva”, como la describe la emisora, se la ha
ganado a pulso: ha financiado la costosa investigación clínica y
científica que acreditadas instancias de Lausanne, en Suiza, abrieron en
enero de 2012 formalmente a petición de la viuda del jefe palestino,
Suha Arafat. Ella ha declarado inmediatamente que “estamos empezando a
denunciar un crimen, un asesinato político a partir de pruebas
concluyentes de las que ahora disponemos”. Es de advertir en seguida que
el informe -nada menos que 108 páginas disponibles en la web de la
emisora para lectores infatigables- era esperado con gran expectación
aunque hay otros dos comprometidos.
Moscú, París y los demás…
El ruso, y esto es digno de subrayar, fue distribuido hace
solo tres días y pasó poco menos que inadvertido, pero indicaba que no
veía concluyente ni mucho menos que el polonio radiactivo fuera la causa
de la muerte… conclusión que fue en seguida matizada, por no decir
desautorizada y a su vez olvidada, por quien corresponde: el gobierno.
Una encuesta francesa, muy prometedora a su vez, aceptada
por el poder judicial en París a petición de Suha, está por llegar aún y
si, como se supone generalmente, tampoco avala la tesis del asesinato
(que dejaría en mal lugar al gobierno galo, sus servicios secretos y el
hospital militar cerca de París donde murió Arafat) todo terminará
pronto y sin consecuencias judiciales.
El informe forense suizo no dice, naturalmente, que el
polonio haya sido deliberadamente administrado, y se limita a afirmar,
aparentemente con gran solvencia y todo detalle, que ha hallado trazas
de polonio letal en los restos de Yaser Arafat, exhumados con todo
cuidado y solemnidad en Ramallah, donde está enterrado en una tumba
delante de su antiguo cuartel general.
Consecuencias políticas
Lo sucedido difícilmente tendrá la capacidad óptima que la
resistencia palestina podría esperar y sugiere indirectamente: que
Israel asesinó a Arafat. Una ominosa posibilidad que algunos
observadores calurosos quieren relacionar ambientalmente con las
amenazas contra la integridad física del líder palestino que, esas sí,
conocidas emitió el recordado primer ministro israelí, Ariel Sharon, no
muy sutil en asuntos diplomáticos y adicto a la “línea dura”.
Lo de Al-Jazeera es notable porque aparentemente corrió el
riesgo de que el acreditado equipo que ahora escribe lo que escribe
descartara el polonio… lo que ha hecho pensar a algunos medios que su
gente en Suiza hizo previamente gestiones oficiosas en círculos
científicos para evaluar qué posibilidades había de sugerir un delito,
un magnicidio de hecho.
En este orden, entre clínico y político, solo si el informe
francés da alas a la tesis conspirativa y criminal habría consecuencias
políticas relevantes. Una podría ser que el gobierno de Palestina
(ahora miembro observador de la ONU y, muy pronto, de pleno derecho)
podría llevar el caso al Tribunal Penal Internacional de La Haya para
intentar responsabilizar a Israel…
Pero todo eso está por ver: el cadáver de Yaser Arafat aún tiene mucho recorrido por delante, como tuvo su titular en vida.(FUENTE: EL CORREO).
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