martes, 16 de julio de 2013

La mitad de partículas en el aire proceden de frenos, embragues y neumáticos.

Las partículas que proceden del desgaste de frenos, embragues y neumáticos y el polvo del asfalto se han convertido en el 50 % de los contaminantes del aire y su importancia sigue aumentando, pero apenas se sabe nada sobre ellas. Esta es una de las conclusiones a la que han llegado los expertos europeos que han participado esta semana en Barcelona en las jornadas "Urban Air Quality: The Challenge of Non-Exhaust Road Transport Emissions", impulsadas por Biocat y la obra social de La Caixa, con la colaboración del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC).


Los expertos han recordado que inhalar aire contaminado es una de las diez causas que más muertes prematuras causa en el mundo y que, cada año, fallecen en la Unión Europea 430.000 personas por culpa de la polución, causada principalmente por el tráfico. La combustión de los motores no es la única causa de la polución provocada por los vehículos, ya que un 50 % de las partículas en suspensión salen del desgaste de componentes como los frenos, el embrague o los neumáticos.
Pese a su importancia, según los expertos que participaron en las jornadas que se clausuraron el viernes, no existe ninguna legislación que regule las emisiones por desgaste mecánico. La falta de conocimiento sobre la naturaleza química de estas partículas, su comportamiento en la atmósfera y su impacto en la salud hace que la única vía de reducción de este tipo de emisión sea la disminución del tráfico, según los organizadores de las jornadas.
Ciudades como Oslo, Helsinki y Estocolmo, que están menos contaminadas que el resto de ciudades europeas, lideran las investigaciones para mejorar la calidad del aire porque es allí donde las emisiones de partículas por desgaste mecánico contribuyen en mayor medida a la polución ambiental.
Según el científico Mats Gustafsson, investigador del Swedish National Road and Transport Research Institute de Suecia, “las carreteras de los países nórdicos están cubiertas por nieve y hielo gran parte del año y esto obliga a usar de ruedas con clavos para circular y sal y arena para deshacer la nieve, lo que hace que el nivel de polvo mineral sea mucho más elevado que en otros países”.
En Barcelona, la contaminación del aire está ligada a unas condiciones ambientales poco favorables (mucho sol y poca lluvia) y a su alta densidad, según los expertos, que señalan que en la capital catalana viven 16.000 habitantes por kilómetro cuadrado y por sus calles circulan más de un millón y medio de coches cada día, la mitad procedentes de fuera de Barcelona.
Según el investigador del IDAEA Xavier Querol, la calidad del aire ha mejorado notablemente en la última década porque los vehículos han evolucionado para adaptarse a las normativas, “pero, aún así, los niveles de partículas PM10 siguen estando por encima de la media de la Europa central. Las PM10, o partículas suspendidas con un diámetro de menos de 10 micras, son de las que tienen un mayor impacto en la salud humana.
Los niveles más altos de estas partículas están en el casco antiguo del centro de las ciudades, donde las calles son más estrechas y se ventilan peor, y acumulan más metales pesados procedentes del desgaste de los frenos porque el alto número de semáforos obliga a utilizarlos de forma continua.
Según Querol, bastaría con reducir los niveles de partículas PM10 en suspensión para disminuir la mortalidad en un 15 % anual. Durante las jornadas también se han expuesto las medidas que se ensayan en Europa para lograr este objetivo, como el uso de asfaltos porosos.
Según el subdirector del Laboratory for Air Pollutants/Environmental Technology de Suiza, Robert Gehrig, las carreteras que han sido asfaltadas con este compuesto presentan menos suspensión de partículas que los asfaltos de hormigón.
En Barcelona, los pasados meses de abril y mayo, se ensayó añadir cloruro de magnesio y acetato de calcio y magnesio al agua para limpiar las vías urbanas ya que ambos compuestos actúan uniendo las partículas tóxicas entre si de modo que pesan más y caen al suelo en vez de estar en suspensión en el aire.
Los resultados de las pruebas se conocerán en los próximos meses. (FUENTE:  REPÚBLICA).

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