viernes, 10 de octubre de 2014

Olivos centenarios traídos desde la Península siembran Ibiza y Formentera de culebras.

En tiempos de Aníbal, Ibiza era conocida en todo el Mediterráneo como la isla de Bes, una despelotada y barbuda deidad destructora de serpientes. En la isla se han encontrado monedas del periodo púnico estampadas en la ceca ibicenca del conocido como "dios serpenticida". Pero aquel viejo poder de amparo desplegado por Bes ha quedado engullido por la modernidad y el dinero. Por primera vez en la historia reciente, Ibiza y Formentera están plagadas de serpientes para alarma y asombro de sus siempre plácidos moradores.

De las 63 islas con más de 75 kilómetros cuadrados del Mediterráneo, solo las Pitiusas (Ibiza y Formentera) resistían a la colonización de los ofidios. Puro pasado. "El primer ejemplar de gran tamaño, casi dos metros, fue avistado en junio de 2008. Desde entonces, las llamadas al ayuntamiento son bastante habituales, sobre todo, particulares que se las encuentran en el campo. La media es de un aviso cada cuatro días, de abril a septiembre, que es cuando las serpientes están activas. Son especies extrañas en la isla y no queremos que proliferen", apunta Samuel Parra, portavoz del ayuntamiento de Santa Eulària des Riu, un concejo turístico y marinero al nordeste de Ibiza.

Un informe de la Asociación Herpetológica Española reconoce que fue en 2003 cuando los biólogos detectaron por vez primera la presencia de serpientes peninsulares en Ibiza (un año más tarde, también en Mallorca). Las tres especies más comunes entonces eran la culebra bastarda (1,1 metros de media), la culebra de escalera (72 cms. de media) y la culebra de herradura (89 cms. de media), aunque se estima que la primera estaría hoy casi extinta. Los especialistas hablan de más de un millar de ejemplares diseminados por las islas.
Una lagartija autóctona.
Una lagartija autóctona.
Asimismo se han localizado en Ibiza culebrillas de las macetas, culebras ciegas, lagartos ocelados "y ofidios sin identificar llegados en contenedor procedentes de China", apunta la Asociación Herpetológica Española en su informe. "Se detectan porque los payeses las encuentran en sus fincas, los naturalistas las ven en el campo y son atropelladas por los coches en las carreteras de las islas", precisa el presidente de la asociación Juan Manuel Pleguezuelos. "Su presencia en Ibiza es algo malo sin paliativos. La fauna local ha evolucionado sin ofidios, no están acostumbrados y no poseen mecanismos de defensa. Estos depredadores pueden esquilmar la fauna insular en poco tiempo", alerta Pleguezuelos.
Dormidas en los olivos

Aunque se trata de culebras inofensivas y no peligrosas para el hombre (carecen de veneno aunque su mordedura puede llegar a ser muy dolorosa), los ibicencos han cerrado filas al descubrir que las serpientes invasoras podrían acabar en pocos años con las lagartijas ('Podarcis pityusensis'), el tótem local, omnipresente en las Pitiusas y símbolo estampado en camisetas, bolsos y menorquinas. Ya hay precedentes. El ferreret (o sapillo balear) se extinguió en Menorca y en la Sierra del Levant y el Plà mallorquín tras la llegada a las islas de la culebra viperina.

Según el trabajo de los herpetólogos, las serpientes habrían arribado a las islas en los recovecos y plantones de olivos centenarios importados sin "barreras legales ni físicas" desde la Península para adornar las villas y urbanizaciones de lujo. Los ejemplares llegados desde Córdoba, Sevilla, Jaén y Valencia, arrancados y transportados durante los meses más fríos del año, escondían en su interior ofidios en estado de hibernación. El informe señala que los viveros localizados cerca de Sant Llorenç y Santa Eulària se han comportado "como núcleos de radiación de las especies invasoras". Se estima que a las Pitiusas han llegado 1.500 olivos de gran porte y otros 2.500 de porte mediano.

En la Península habitan tres tipos de víboras cuya picadura es venenosa: la víbora áspid (pirenaica), la víbora de Seoane (que coloniza la Cordillera Cantábrica) y la víbora hocicuda, que campa por el resto del país. «El mayor peligro es que llegue a las islas un ejemplar venenoso», explica el herpetólogo Enrique Ayllón. Y, aunque las víboras prefieren zonas rocosas, existe la posibilidad de que una escoja para hibernar las raíces de un olivo centenario destinado a las islas.

La Asociación Herpetológica Española trabaja ya junto al Consell Insular en la "eliminación" de ofidios capturados mediante trampeo y que son remitidos al Centro de Recepción de Fauna Exótica de las Islas Baleares. También propone que los plantones llegados desde la Península sean examinados por perros entrenados en localizar serpientes. Los municipios ibicencos más afectados son Sant Josep, Sant Antoni y Santa Eulària des Riu, donde los agentes municipales han recibido formación para manejar las serpientes. En Formentera se localizan en La Mola. Con Bes la seña de identidad de las Pitiusas era la ausencia de culebras. Hoy, las serpientes han desembarcado en el paraíso.

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