El extendido tópico que vincula a los inmigrantes con la delincuencia
en una proporción muy superior a los españoles ni es cierto ni tiene
como sustento ningún dato oficial. La realidad va por otro lado. El
perfil de los condenados por la comisión de un delito nada tiene que ver
con el que han dibujado, en trazos tan gruesos como inexactos, los
recelos de una parte de la población hacia las personas procedentes de
otros países.
El retrato-robot verdadero es el de un varón, nacido en
España, de 35 años de edad y sobre el que pesa una pena por atentar
contra la seguridad vial. Es decir, por una conducta negligente al
volante, ya sea por conducir con una tasa de alcohol muy superior a la
media o bajo los efectos de las drogas, rebasar ampliamente la velocidad
máxima o causas similares. Así se desprende del Registro Censal de
Penados de 2013, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística, que
acumula las sentencias dictadas contra 219.776 ciudadanos adultos. Esa
cifra supone un descenso del 0,6% respecto al año anterior.
De entrada, lo que está más claro es que la delincuencia es machista.
Sin paliativos. Aunque los hombres no llegan a la mitad de la población
-son el 49,1% de los empadronados en España-, los hechos demuestran que
delinquen mucho más que las mujeres. La diferencia es más que
considerable: 88,5% frente al 11,5%. Sin embargo, resulta llamativo que
el volumen de mujeres condenadas casi se ha duplicado desde 2007 -han
pasado de 13.778 a 25.180-, mientras que el de los varones acumula dos
ejercicios a la baja y se sitúa en 194.596.
Otro dato que rompe tópicos: no hay que fiarse de las apariencias y
equiparar delincuente a joven violento y malencarado. No es extraño que
los delincuentes peinen canas. Su edad media es de 35,7 años, pero el
grupo más numeroso está compuesto por personas de entre 41 y 50 años. A
ese tramo corresponde el 19,8% de los varones y el 18,6% de las mujeres.
Eso sí: al margen de la edad que carguen sobre sus espaldas, la inmensa
mayoría escarmienta a la primera o no tiene más oportunidades para
vulnerar las leyes. El 82,6% cometió un único delito.
El mapa
¿De qué son culpables los condenados en España? El 36,8%, de delitos de tráfico, seguidos de lesiones (12,3%) y robos (11,1%).
El 75% de los penados son españoles, ocho décimas más que el año
anterior. Los extranjeros son, por tanto, el 25% restante, una cifra que
dobla con holgura su peso entre la población. La tasa de condenados por
cada 1.000 habitantes de los inmigrantes (13,7) triplica la de los
nacionales (4,8), una circunstancia que, previsiblemente, puede alentar
algunos discursos xenófobos.
El mapa delictivo español es esclarecedor. La mayor proporción de
penados -28,3 por cada mil habitantes- corresponde a Ceuta, seguida de
Melilla (20,8); los dos territorios, muy por encima de la media española
(5,7). En el extremo opuesto figuran Aragón (4,4), Castilla y León
(4,5) y País Vasco (4,7). En Euskadi se registraron 8.511 penados el
pasado ejercicio.
La comisión de un delito no implica imperativamente el ingreso en
prisión. Tan solo un cuarto de las penas conllevaron el camino a la
cárcel para sus autores; en la mayoría de los casos, por robos, tirones y
atracos. (FUENTE: EL CORREO).
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