jueves, 13 de marzo de 2014

El forense Miguel Lorente destaca la "enorme transformación social" de España frente a la violencia de género.

 
 Ana Orantes

El exdelegado del Gobierno para la Violencia de Género y médico forense, Miguel Lorente, ha destacado la "enorme transformación social" de España frente al maltrato de las mujeres, un cambio que explica, en su opinión, que las cifras de violencia recogidas en la encuesta de la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA) sean sensiblemente inferiores entre las españolas que entre sus vecinas europeas.

En declaraciones a Europa Press, Lorente ha incidido en que mientras en 1998 "la violencia de género era una cuestión rechazada en el ámbito académico y político" que quedaba relegada al ámbito de los sucesos, tras el asesinato de Ana Orantes (http://bit.ly/1nS0pQa) * se despertó un interés social que acabó cristalizando, organizaciones de mujeres mediante, en la Ley Integral de Medidas contra la violencia machista actualmente en vigor.

"Creo que el principal logro de la Ley, que se podría valorar de muchas formas, incluso cuantitativamente, ha sido el hecho de servir de instrumento para transformar la sociedad, que es hoy mucho más consciente, es capaz de detectar situaciones de violencia en sus expresiones más mínimas ha reducido a un pequeño espacio el antes generalizado 'mi marido me pega lo normal'", ha explicado.

Para Lorente, que fue uno de los primeros en definir la violencia de género en España, falta, no obstante, camino por recorrer en el desarrollo de la ley, ya que, según afirma, "su gran déficit está en haber centrado la esencia de la respuesta ante la violencia de género en la actuación judicial" cuando un fenómeno como este, "basado en referencias culturales, valores, la forma de entender la masculinidad, la feminidad y las relaciones de pareja", requeriría un abordaje más amplio.

"Necesitamos alternativas para poder abordar la violencia fuera del ámbito judicial con todas las garantías de protección y de asistencia, y que luego desemboquen en la justicia llegado el caso, pero no centralizarlo todo en el ámbito judicial", afirma, para incidir en que el componente cultural de este tipo de violencia provoca que "no siempre se traduzca en una denuncia que suponga mostrar públicamente lo que ha sido una realidad íntima en pareja".

Lorente apuesta en este sentido por el ámbito sanitario, un espacio "clave" a su entender, porque "una mujer maltratada acude un 20% más que una no maltratada a una consulta clínica". "Hace falta tener la capacidad de identificar esa situación como de violencia y reconocer las alteraciones que se presentan a causa de la misma. Allí la respuesta es fundamental, porque los facultativos tienen muchas posibilidades de detectar y actuar en un ámbito en que la mujer se siente segura y con confianza", explica.

El experto defiende que se articule "un sistema de actuación específica" dentro del ámbito sanitario, con un primer nivel de atención en el que el médico de atención primaria detecta la existencia de violencia de género y un segundo nivel, de atención especializada y multidisciplinar, con psicólogos e internistas, que asista a la situación de cada mujer en función de sus necesidades. "Ahí habría que articular la respuesta", ha añadido.

Lorente argumenta esta necesidad atendiendo, entre otros factores, al descenso de las denuncias que se viene produciendo desde los inicios de la crisis económica. El forense recuerda que el 80% de las fallecidas nunca habían denunciado y "no es porque no sepan que están sufriendo violencia de género sino porque piensan que nunca llegará a ser tan grave o porque están tan hundidas que creen que no tienen otra alternativa".

"La denuncia supone un cuestionamiento de la convivencia, denunciar a la persona con la que estás conviviendo en la mayoria de los casos, y siempre a la persona con la que estás compartiendo una relación y no es fácil presentarla para luego volver a la casa donde has mantenido esa relación. El sentimiento es el de ruptura, de separarse al mismo tiempo que se denuncia y cuando la situación económica dificulta la autonomía, las mujeres no denuncian y no rompen", explica.

Dado que la ruptura es, según su experiencia, "el elemento más precipitante" de la violencia extrema y el homicicio, Lorente pide prudencia y que se redoblen esfuerzos en detección y prevención, ya que, si no se trabaja ya, cuando se retome el ritmo de rupturas, es posible que vuelvan a aumentar los asesinatos de mujeres.

"Que se reduzcan las denuncias no significa que no haya violencia, sino que ésta continúa en la intimidad de la relación y en silencio. Esa continuidad significa más violencia, más posesión del agresor respecto de la mujer y más riesgo de seguir sufriendo y de que en el futuro, al romper se oyeda producir una agresión grave o un homicidio", ha señalado. (FUENTE: LA INFORMACIÓN).

* La inclusión de la fotografía de Ana Orantes y del link sobre la entrevista íntegra pocos días antes de ser asesinada, es mía.

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